Accesibilidad, también para el ocio y la cultura

Publicado: 30/04/2024
Autor

J. S. Canales

Periodista onubense con más de medio siglo de carrera profesional y una gran dedicación a su tierra, autor de varios libros y reconocido con el Premio de Periodismo Ciudad de Huelva en 2008

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También las personas que tienen limitadas sus funciones motoras tienen derecho a disfrutar del ocio y de la cultura en general
Sí, ante todo debo confesar que cada día me preocupa más esto de la accesibilidad, sobre todo desde que existen medios mecánicos para el desplazamiento de las personas afectadas por la movilidad en sus miembros inferiores y, precisamente por eso, valga aquello de tanto monta, resulta que la mayoría de las veces el problema de la accesibilidad se acrecienta y viene aquello del tiro por la culata. El sector de la ortopedia ha logrado avances que nos recuerdan cuando todo había que resolverlo mediante las muletas o bastones o la clásica silla de ruedas, y menos mal que se sigue avanzando y, aunque parezca primario, ahí están los andadores que ayudan algo a las personas con movilidad reducida en ambas extremidades.

El problema de la accesibilidad camina tan ralentizado o más que las personas que necesitan de estos artilugios y nos lleva a situaciones en las que la tecnología no es adecuadamente aplicada, sin ir más lejos, a los transportes públicos. Las cosas así me mueven a hacer un sondeo en los autobuses urbanos y en los del llamado Consorcio Metropolitano para analizar su grado de aplicación, ya que -en otro momento ahondaré más- resulta que  una scooter eléctrica de un tamaño más o menos razonable por confort y seguridad no puede acoplarse a la plataforma, que tiene sus limitaciones y no permite acoplar el vehículo en cuestión, o sea, la scooter eléctrica, ¿me entienden? Yo he vivido personalmente este problema y obligado a cambiar el tamaño de la scooter eléctrica, con lo cual, en vez del autobús tenía que viajar en una furgoneta adaptada y algo más polivalente (¿), que lamentablemente tuvo su fallo y provocó un accidente por desplazamiento de la scooter…

Sí, creo que ha llegado el momento de cumplir la normativa vigente y que no ocurra lo que ha ocurrido a mi persona algo que, la experiencia sirve para algo, me mueve a coger al toro por los cuernos cuando me entero de que la Peña Flamenca de Huelva ha organizado un Festival Benéfico para recaudar fondos que irán destinados a la instalación de un ascensor que se integrará en la sede, “de modo que ésta sea accesible para todos los públicos y permita poner en marcha distintos proyectos que dinamicen la actividad de la asociación”, que por cierto lleva un  buen número de años en  la avenida de Andalucía, que sustituyeron a los de la avenida de las Adoratrices, algo que, necesariamente, tendría que haber supuesto implantar ese elemento tan importante para la accesibilidad como es un ascensor. A la Peña Flamenca hay que acudir los próximos días 3, 4 y 5 de mayo ¡a por el ascensor!

Sí, porque abundando en el tema, también las personas que tienen limitadas sus funciones motoras tienen derecho a disfrutar del ocio y de la cultura en general, algo que para esas asociaciones que proliferan por ahí debería constituir un objetivo, ya a corto plazo, incluido el comercio en general y organismos públicos y, el colmo, centros de salud, que pueden levantar la mano o, mejor dicho, no la pueden levantar porque carecen de ascensores con las dimensiones adecuadas, algo que estoy cansado de argumentar, como el caso del Centro de Salud de Isla Chica, mucho espacio, mucha grandiosidad y poco habitáculo en los ascensores. ¡Ah! Y como reiteradamente vengo apuntando, ¡ojo!, con el Centro de Salud del Molino, que ya no estará en El Molino de La Vega, porque ¿no hubiera sido más razonable contemplar uno de mayores dimensiones y absorber el llamado Casa de Mar, situado a menos de un kilómetro de distancia?

A mí me parece tener gran sensibilidad como es el caso de que Emtusa y Damas compartan el nuevo servicio a la Punta del Sebo que acaba de ser implantado y que seguro estoy que a doña Pilar no le habrá pasado desapercibida su promesa de acometer ese Plan de Accesibilidad Universal nada más recibir el bastón de mando, un bastón que deberían mirar de reojo esos servicios de transporte de viajeros, en ciudad y en carreteras, que no sabemos si están suficientemente preparados para ese grado de accesibilidad que necesita una ciudad que camina hacia su expansión por el sur y el este, y que transportar a personas con movilidad reducida no debe ser tan solo como prestar un servicio en régimen de monopolio y encima no cumplir algo tan elemental y suficientemente reforzado en esa Europa a la que pertenecemos. Sí, y ánimo a la Peña Flamenca, tan comprometida con los cantes puros de Huelva, y hasta con la sociedad en general dada su oferta en el mundo de la hostelería. Sí, porque como suscribo en el titular, accesibilidad también para el ocio y la cultura.

 

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