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En román paladino

El aparato popular se inquieta

Lo que importa es salir en los medios y caer bien al público

Publicado: 22/09/2021 ·
09:18
· Actualizado: 29/11/2021 · 21:05
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  • Aguirre y Ayuso. -
Autor

Rafael Román

Rafael Román es profesor universitario, miembro del PSOE, exconsejero de Cultura y expresidente de la Diputación de Cádiz

En román paladino

El autor aborda en su espacio todos los aspectos de la actualidad política tanto de España, Andalucía y la provincia de Cádiz.

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El Partido Popular -como todos los partidos- tiene, por lo menos, dos almas.  Cuando era Alianza Popular estaban la democrática-conservadora y la que añoraba -aunque se guardaba en el armario´- el franquismo, que se sabía que no volvería. Fraga Iribarne cambió un conjunto de partidos federados (los liderados por los llamados “siete magníficos”,  los ex ministros de Franco -el suyo era Reforma Democrática-)  por un partido conservador unificado, Alianza Popular. Fraga modernizó a la derecha española y, con  divisiones y reticencias, que se vieron también en los artículos de José María Aznar de esa época, apoyó la nueva Constitución, mientras que la ultraderecha se la quedó Fuerza Nueva con Blas Piñar.

Pero la historia del PP es ya larga. Fraga se fue, y tras el mandato interino de Hernández Mancha, Aznar consiguió, después de perder dos elecciones,  el poder que estabiliza al PP como  partido homologable con las derechas europeas. Su gobierno pasó de filtrear superficialmente con el azañismo y los nacionalistas catalanes y vascos - a los que necesitaba para gobernar-  a una mayoría absoluta que se ufanó con un pacto atlántico privilegiado  con Bush, que motivó la  famosa foto de las Azores. Rajoy gobernó pragmáticamente, sin alharacas  y  tuvo su oposición en  Esperanza Aguirre que, desde  Madrid, intentó una alternativa rabiosamente liberal frente a él. Fracasó y a ambos los deglutió el asunto feo  de  la corrupción. Aguirre es  la principal impulsora  pública de Ayuso, con la ayuda de Cayetana Álvarez de Toledo.

Isabel Díaz Ayuso repite la jugada desde un populismo sin complejos, una derecha de tirarse por la calle de en medio, donde da lo mismo ocho que ochenta, lo que importa es salir en los medios y caer bien al público. Con o sin Vox. Lo ha logrado. Es imposible no reproducir la frase que recoge  El País de un dirigente popular: “Miguel Ángel Rodríguez, el jefe de gabinete de Ayuso, quiere volver a La Moncloa y convertirse en el tipo que llevó allí a la primera presidenta. Por eso en Génova están muy cabreados”. No se explica de otra manera que el resto de los presidentes autonómicos del PP -Moreno Bonilla, Mañueco o Feijoo- no tengan ningún problema para ser presidentes del partido y se le pongan a Ayuso hasta candidatos alternativos - Almeida, alcalde de Madrid-  desde la dirección popular. Nerviosismo.

 

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