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Antonio José, el mejor antídoto

El cordobés ofreció un concierto cargado de ganas y sentimiento en el Concert Music Festival. El espectáculo fue mayúsculo.

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  • Antonio José durante su actuación. -

Que han sido y siguen siendo tiempos difíciles, no cabe duda. Que la cultura ha sido uno de los sectores más castigados; tampoco se cuestiona. Pero que la adversidad tiene el don de despertar talentos que, a lo mejor, de otro modo habrían permanecido dormidos, también es una realidad. Y para ejemplo, el cantante cordobés Antonio José, quien ha aprovechado el paréntesis profesional que le impuso la pandemia para recargar energías, explorar nuevos recursos y regresar a los escenarios con más fuerza, con más ganas, con más sentimiento, poniendo más de todo aquello bueno que se puede poner sobre el escenario. Lo demostró en la noche del pasado domingo en el concierto que ofreció en el poblado de Sancti Petri, dentro del Concert Music Festival.

Y sorprendió a todo el público, a los que le siguen desde hace tiempo y a los que no, porque, como suele pasar en todos los conciertos, entre el público había seguidores fervientes y acompañantes de estos. Y Antonio José logró lo más difícil, meterse en el bolsillo a estos últimos, a aquellos que a priori solo acudían para acompañar a sus parejas, a sus hermanos, a sus hijos, a sus amigos… y que terminaron embelesados con el arte que derrocha el cordobés, hasta tal punto que alguno a esta hora está reproduciendo en su plataforma musical de referencia alguna canción de Antonio José. “No era de mis artistas de cabecera, pero es que lo está dando todo, está entregadísimo y me ha ganado”, comentaba Iván, quien al inicio del concierto se mostraba resignado y con brazos cruzados, acompañando a su hermana, y terminó el concierto con una sonrisa de oreja a oreja y con los brazos en alto moviéndolos al son de la música. Un fan más “a la buchaca”.

Porque si algo caracteriza a Antonio José es la energía que desprende sobre el escenario y la capacidad para conectar con el público, con el suyo propio y con cualquiera que se acerque a verle actuar. Pese a su juventud -26 años- y a su corta trayectoria musical, tiene tablas, muchas tablas. Al César lo que es del César.

De haber llevado puesto un reloj cuentapasos durante el concierto, este habría estallado, porque Antonio José no dejó de moverse ni un segundo, a izquierda y derecha del escenario, buscando a los músicos -con los que tiene gran complicidad-, involucrando al público, conectando con los cámaras y fotógrafos…, en algún momento literalmente le faltó escenario.

Tal era la energía que desprendía, que a uno inevitablemente le recordaba a otros artistas consagrados que han hecho de sus directos el pilar de su carrera musical, como puede ser… (cada cuál que complete esta frase con el que se le venga a la cabeza). Antonio José, sin duda, pertenece a este selecto grupo de artistas que no se limitan a cantar sus canciones cuando se suben al escenario, sino que hacen de sus conciertos verdaderos espectáculos, sin necesidad de utilizar florituras externas, sino haciendo uso únicamente de cualidades innatas. Para qué más. Él por sí solo es un auténtico espectáculo.

Poco después de las 22:30 horas, el cantante de Palma Del Río salía al escenario vestido con pantalón y camisa negra y daba inicio a su recital con el tema Me equivocaré, al que siguieron Grito, Adiós, Antes de tiempo -con final aflamencado- y A un milímetro de ti.

“Me alegra mucho estar aquí porque el año pasado no pude. No sabéis cuantas ganas tenía de volver a los escenarios, de volver a reencontrarme con ustedes. No hay lugar en el mundo, ni siquiera a veces en mi casa, donde me pueda sentir más yo, si no es encima de un escenario. Aquí ocurren cosas maravillosas, aquí la energía es diferente, a través de vuestros ojos me llega la energía y me entran escalofríos”, confesaba el compositor cordobés, abriendo de par en par su corazón.

“A veces cuando uno está aquí, siente corazones diferentes, latencias. Y cuando termino, hay conciertos que me dan para escribir un libro. Gracias por estar en los momentos más difíciles, como os hemos tenido en este año. A veces uno se encierra en su interior y a mí este parón me ha venido muy bien para poder escribir todo lo que viene este año”, decía en clara alusión al nuevo trabajo discográfico que tiene previsto publicar en octubre de este año.

“A lo largo de este concierto intentaré repasar todas las canciones de mi carrera musical”, anunció, para seguidamente expresar su agradecimiento a las personas que “me hacen mejor ser humano”. A cada uno de ellos y a cada uno de los asistentes al concierto, quiso dedicarles una de las canciones más especiales para él: Contigo.

 

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Tal era la sinceridad con la que estaba hablando y la emotividad con que pronunciaba cada una de sus palabras, que el público reaccionó gritándole un “Que bonito eres, Dios mío”.  

Tras este momento emotivo, llegó el turno a otros temas como Dile, en el que el público se mostró de lo más participativo acabando cada verso. “Preparemos las maletas que nos vamos pa Chiclana”, improvisaba Antonio José.

Seguidamente se oyeron “Cuando te enamores” y “Deja a ese idiota”, esta última la interpretó sentado -de los pocos minutos en que se mantuvo quieto- y acompañado de uno de sus guitarristas.

Del momento más íntimo, más pausado, pasó de repente a uno de los más enérgicos de la noche, con el tema A dónde vas, y con él, de manera improvisada, una de las sorpresas de la noche, de la que evitaremos dar detalles en estas líneas, para no hacer spoiler.

No faltaría tampoco un homenaje al sur, a esa región que le vio nacer: Andalucía, y, en concreto también a Cádiz, porque si algo se ha declarado Antonio José en numerosas ocasiones ha sido “gaditano de corazón”.

“Somos unos afortunados por haber nacido en esta bendita tierra, por eso tampoco podía faltar cantarle a Andalucía por ser lo que es: la mujer más bonita del mundo. En estas playas, en las que tantas veces me he bañado, he llorado y he jugado al fútbol, he soñado muchas veces con poder cantarle a mi gente. Ahora me siento lleno, me siento vivo. Yo no podría entender la vida sin ti -ni yo sin ti, grita el público- bendito lugar, viva mi Tacita de Plata, que la quiero, la amo y la llevo en el alma”, exclamó. Y como no podía ser de otra manera entonó su tema Andalucía.

Después, sonarían Solo dime, Me olvidé y Tengo un corazón -tema que el público acompañó con las palmas-.

El final se acercaba, pero aún quedaba lo mejor. Tras una breve pausa, que el cantante aprovechó para cambiarse de ropa, volvía a salir a escena para interpretar Cuando te vuelva a ver, sentado en un taburete en el centro del escenario y flanqueado por dos guitarristas a cada lado.

“Esta canción la escribí la tercera semana del confinamiento. Recuerdo perfectamente la noche que la empecé a escribir y a la primera persona que se la canté, que está aquí esta noche. A veces uno no elige cuando sale una canción sino que ellas eligen su momento”, contaba antes de comenzar a interpretarla.

Antonio José puso tanto sentimiento en este tema que en las pausas previas a cada estribillo, le brotaban los suspiros honestos, que casi hablaban por sí solos.

Y en esa dinámica de subidas y bajadas sentimentales, ahora tocaba subir de nuevo a lo más alto, y para ello entonó uno de sus temas más conocidos y que el público no dejó de corear: Me haces falta, al que siguió Hay un mundo, durante el que casi levantó -en sentido metafórico- al público de sus asientos: “Esas manos arriba, venga Chiclana que no os escucho”, gritaba a un público entusiasmado.

El tema Respirar de ti fue el último antes de marcharse y que el respetable le pidiera al unísono que regresase: “Otra, otra, otra”.

Se hizo de rogar y tardó en aparecer unos minutos, pero finalmente volvió para interpretar el tema Tu boca únicamente acompañado al piano por el maestro David García. Solo un foco de luz sobre el piano y Antonio José sosteniendo cada nota y agarrando con fuerza una cadena que llevaba al cuello cada vez que subía el tono, crearon un clima tan íntimo que invitaba a los asistentes a abstraerse de todo, a veces, parecía que uno incluso se olvidaba de respirar.  Solo los gritos de algún espontáneo rompían ese clima: “qué bonito, qué arte, madre mía”.

Y de repente, en un momento de la canción, soltó el micrófono, e hizo aquello que solo saben hacer los grandes artistas: cantar a capella. Se hizo un silencio sepulcral -similar al que se produce en Semana Santa ante el paso del Santo Entierro- solo roto por la voz profunda de Antonio José, que conseguía que se le oyera perfectamente hasta en el último rincón. Doble mérito este de cantar a capella en un recinto abierto como es el del Concert Music Festival, en una noche de fuerte viento de poniente como la que hacía el domingo. Pero el cantante cordobés demostró que con ganas todo se logra y recibió una merecida ovación del público. “Antonio eres un monstruo, pisha”, gritaba un espontáneo desde los asientos más alejados del escenario. Este improvisado y natural piropo gaditano transmitía lo que el resto del público estaba sintiendo, que estaba ante un monstruo musical.

Después de este momentazo, y para finalizar el concierto, elegía dos de sus mayores éxitos: Te han visto llorar y Tú me obligaste.

Para despedirse quiso dar las gracias a toda la gente “que tiene un par de cojones para hacer conciertos ya”, en clara alusión a los organizadores del Concert Music Festival. “Gracias por apostar por la cultura. Os quiero, un beso, que viva la música”, concluía emocionado.

Viva tú, ARTISTA.

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