Estamos en el Cerro de los Ángeles, al sur de Madrid, en la ciudad de Getafe. Son las 12 de la mañana y he aparcado en el parking del Seminario diocesano. Hace mucho calor y en la explanada de arriba no hay absolutamente nadie. Quizás sea el centro exacto de toda la península ibérica, aunque no está del todo claro. Está a poca distancia de la carretera por la que he llegado, pero su altura deja ver interesantes edificaciones religiosas. Empezamos por la Ermita de Nuestra Señora de los Ángeles, la zona más visible por estar en lo más alto del Cerro.
Aquí se venera a la Virgen de los Ángeles, patrona de Getafe y, por ende, de la diócesis. Este templo fue reconstruido tras la Guerra Civil -por cierto, hay un búnquer del conflicto bélico no muy lejos de aquí que es visitable-. Volviendo a la Ermita, la primitiva edificación se levantó tras la conquista de Madrid en el siglo XI por Alfonso VI. Posteriormente se destruyó en el XVI y, dos siglos después se comenzó a edificar la actual, que terminó en el siglo XVIII. También se ve el monumento al Sagrado Corazón de Jesús, obra de Carlos Maura y Aniceto Marinas y fue inaugurada por Alfonso XIII.
Por último, el seminario de Getafe. Aquí es donde hemos quedado con Monseñor Rico Pavés, obispo auxiliar de la diócesis madrileña y que en unos días se convertirá en el 4º pastor diocesano de Asidonia-Jerez.
¿Qué sintió cuando le dijeron que sería el pastor de una de las diócesis más importantes de Andalucía?
Pues como la noticia la recibí el día de Pentecostés pues lo hice con ilusión y con la seguridad de que esto es lo que el Señor quiere para mí ahora. Y entiendo que para la Iglesia y la Diócesis de Asidonia-Jerez. La recibí con alegría y con confianza en el Señor.
¿Qué retos tiene por delante? ¿Le han adelantado la situación de la diócesis? ¿Ha estado en contacto con Federico Mantaras?
He tenido algunas conversaciones pero para preparar el anuncio del nombramiento. Tengo previsto, antes de la entrada en la Diócesis, viajar a Jerez y encontrarme con don Federico. He hablado con don José Mazuelos, así que estos contactos iniciales he tenido noticias iniciales. Gracias a Dios es una diócesis que, en parte, ya conozco porque tengo amigos sacerdotes allí. También seglares compañeros de instituto, de Cádiz, y algunos de ellos viven en municipios de la diócesis. Y el reto nos lo está marcando el Papa Francisco. Él nos va guiando en las etapas de la Iglesia en unidad tiene que ir alcanzando. Ahora, de manera muy concreta, nos ha invitado a iniciar todo un proceso de sinodalidad que conduzca a la celebración del sínodo en el que se va a trabajar y reflexionar sobre esa dimensión de la Iglesia.
¿Qué le ha contado José Mazuelos?
Pues fue una conversación simpática, como todas con don José. Y lo primero que me dijo es que era una diócesis “mu bonica”, a la que no le falta de nada. Dice que es muy proporcionada, con un buen número de seminaristas, con un clero muy bien formado y muy colaborador. Que tiene realidades de grupos de seglares muy vivas. Y además, la riqueza de las hermandades y cofradías. Todo lo que me ha contado han sido elogios y parabienes. Me da todavía más confianza.
¿Tiene alguna devoción especial?
Mis orígenes me han permitido asomarme a la realidad de la iglesia de muchas maneras. Cuando me nombraron obispo quise hacer mía una expresión de San Ildefonso de Toledo, que escribe un tratado sobre la verdadera virginidad sobre la Virgen María. Ahí formula lo que luego se llamó en la tradición cristiana “la clave de la esclavitud mariana”. Lo que luego San Juan Pablo II convirtió en su lema totus tuus. Diríamos entonces que el primer punto de mis devociones es la Virgen María. A la que llamo de muchos nombres: de las Angustias por mis raíces granadinas; de la Asunción, por Elche; de los Ángeles, por el tiempo que he estado aquí. Y seguro que la invocaré con el nombre de las advocaciones que encuentre en la diócesis. Junto a eso he aprendido a ser devoto del Sagrado Corazón de Jesús. También he acudido a la protección de algunos santos, como San Gregorio Magno, San Agustín de Hipona, San Ambrosio de Milán o San Dionisio Areopagita sobre el cual hice la tesis doctoral. Y ahora me encuentro que es el patrón de la diócesis. Y además, es el día de mi cumpleaños, como el de don José Mazuelos. O sea, que hay unas coincidencias que son simpáticas y me hacen centrarme.
¿Qué relación ha tenido con las cofradías?
En los lugares en los que he estado han sido siempre un apoyo. Como párroco en un pueblo de Toledo, de 3.000 habitantes, había 5 hermandades, un número muy significativo. Y eso señala el peso que tiene y siempre me he encontrado muy a gusto con ellos. Además, he sido cofrade en una hermandad de Elche, la Negación de San Pedro, de la que mi abuelo era presidente. Aunque vivíamos en Granada, o en Cádiz, esperábamos con ilusión para procesionar el Viernes Santo, aunque también lo hacía el Lunes Santo. He vivido las cofradías por lo que tienen de devoción a las imágenes y también por la colaboración de las personas implicadas en ellas. Por eso las considero fundamentales. Hoy las cofradías abren una puerta de acceso a la fe que no se ofrece en otros sitios.
¿Cree que habrá procesiones en la Semana Santa de 2022?
Confío en que sí. La población está siendo vacunada, creo que estamos aprendiendo a ser más responsables. Uno va hoy a las parroquias y se encuentra equipos que entrega su tiempo para tenerlo todo limpio, tomar temperatura a la entrada, etc. A nivel de Iglesia se ha hecho un esfuerzo ingente y se ha sabido esperar. Si no podíamos salir en procesión, esperaríamos. Y confío que recuperemos las procesiones, por el buen hacer y por lo aprendido.
¿Juan José Asenjo, arzobispo de Sevilla que dejará su episcopado en verano, ya se pronunció a favor de las procesiones extraordinarias a modo de Acción de Gracias. Cómo lo ve usted?
Bueno, ha habido fórmulas y ahí es importante que escuchemos a las hermandades para que, entre todos, sepamos ofrecer una respuesta adecuada. Yo creo que todos percibimos el bien que hace sacar las imágenes a la calle para que la gente se sienta confortada. ¿Cómo hacerlo? Pues pidiendo luz y prudencia para acertar con la fórmula. Si no podemos hacerlo como antes de la pandemia, pues busquemos otra fórmula que nos permitan que esas devociones se manifiesten. Dios quiera que acertemos.
Muchos cofrades en Jerez solicitan recuperar el Sábado Santo, un melón que no quiso abrir el anterior obispo, José Mazuelos. ¿Estudiará usted esa vía?
Estoy abierto a escuchar, ese es el camino. Soy plenamente consciente de que este melón ni se abre ni se cierra por la decisión aislada del obispo. Se darán los pasos que haya que dar después de haber escuchado a las protagonistas, que son las hermandades que son las que están implicadas. Es verdad que el Sábado Santo es litúrgicamente complejo y requiere esfuerzos mayores para poder dignificarlo como se merece. Sin conocer la realidad, lo único que puedo decir es que quiero escuchar y, entre todos, tomar las decisiones más adecuadas para el Sábado Santo.
En las hermandades han surgido recientemente polémicas a raíz de personalismos, ¿qué le parece esto? ¿Cómo reaccionaría para lograr que se evitaran estas disputas?
Los miembros de la iglesia somos hijos de este mundo y también estamos tantas veces tentados por, como hoy se dice, el “postureo”o por querer sacar beneficio propio de algo que es de todos. Llevarlo con paciencia y pedir luz al Señor para, con caridad, corregir lo que haya que corregir. Saber dejarse corregir, que esto también es importante. Y al final, hay que verificar cuáles son verdaderamente nuestras motivaciones. Si buscamos el bien de los demás y la Gloria de Dios, los protagonismos van desapareciendo.
¿Ha planteado algún cambio en las delegaciones diocesanas?
De momento, no. Quiero conocer y ayer en la comunicación del nombramiento y luego respondiendo a algún compañero de la prensa dije que ahora en estos primeros meses, que son para conocer, quiero que se materialice en un trato con los sacerdotes. Me gustaría ir conociéndoles uno a uno, en su lugar. Un trato con los que ahora tienen tareas de gobierno dentro de la organización diocesana, conocer cómo trabajan, cuáles son sus proyectos, sus ilusiones, escucharles, etc. Imagino que cuando hay un cambio de obispo en muchos lugares hay quien dirá que ya lleva años y agradecería un cambio y hay quien dirá que está disponible para lo que haga falta.
¿Ha recibido muchas felicitaciones?
Tengo el teléfono atascado. No consigo bajar el numerito de Whatsapp que pone más de 99 y por mucho que voy respondiendo sigo ahí dándole. Gracias a Dios me siento muy acompañando con el afecto de muchos que me están escribiendo.
¿Y desde Jerez?
Bastantes. Del grupo de amigos, que tenemos un grupo de Whatsapp, en cuanto saltó la noticia me dieron sus felicitaciones y muchos de los que viven en la diócesis se han puesto a disposición, algunos con más sentido del humor, que ya me han pedido entradas para el palco para ver de cerca las procesiones de Semana Santa. Gracias a Dios estoy recibiendo mucho afecto desde allí.