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Libertad de Expresión Negacionista.

Negacionista por COVI o contra COVI. Los primeros niegan cualquier duda razonable sobre esta mediática pandemia, los segundos niegan la existencia de la misma.

Publicado: 20/04/2021 ·
12:23
· Actualizado: 20/04/2021 · 12:23
Autor

Rafael Fenoy

Rafael Fenoy se define entrado en años, aunque, a pesar de ello, no deja de estar sorprendido cada día

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En este blog se pretende compartir análisis, reflexión y algo de conocimiento contigo persona lectora

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La larga entrevista que Jordi Evole hizo a Miguel Bosé, ha sido una magnífica ocasión para analizar los contenidos y las reacciones, tanto en medios como en redes, situando el fondo del asunto en la Libertad de Expresión y el Negacionismo. Evole evidenció las contradictorias declaraciones, anteriormente realizadas de Bosé, amén de enfatizar el término conspiranoico y negacionista. Sobre las contradicciones no fue posible ir más allá de asumir que a menudo incurren en ella quienes más se manifiestan. Y sin justificarlas conviene comprenderlas, porque bastante de humano contienen. Pararse en ellas distrae del núcleo del asunto que no es otro que el derecho a manifestarse que cualquier ser humano tiene. En cuanto a las conspiraciones, Bosé dejo claro que él nada tiene que ver con grupos de presión y que el concepto fue forjado por la CIA, en su momento. Sobre el negacionismo se evidenció que es de doble signo: Negacionista por COVI o contra COVI. Los primeros niegan cualquier duda razonable sobre esta mediática pandemia y los segundos niegan la existencia de la misma.

Las reacciones contra la libertad de expresión no han tardado en plasmarse. Sobre todo por aquellos que disfrutan con el acoso y derribo de quien sea, porque ello les da pie a insultar, acosar y difamar al más pintado. Muy pronto desde la escuela aprenden algunas criaturas el juego de presionar al diferente por imitación de sus mayores. Comienza a formarse, en los infantes acosados, un carácter reservado, creándoles inseguridades: a decir lo correcto, a vestir de forma correcta, a comportarse de forma correcta, porque el miedo (ya inoculado por sus acosadores) al rechazo social funciona, dirigiendo todo el comportamiento humano. Sociedades libres, que “obligan” a ser, a pensar, a sentir… de determinada manera, generando prosélitos, muy libres no serán. Una parte de Miedo a la Libertad, Erich Fromm, se ha fundido en la psicología de las personas, convirtiéndose en un reto a superar si ser libre se desea.

En esto de expresarse no se confunden las personas que expresan sus pensamientos, sus convicciones, sus opiniones, hasta sus dudas. Al menos no se confunde consigo mismas. Y quien escucha, y pretende responder, puede, a su vez, manifestarse de idéntica forma. Lo que sin duda sobra es el menosprecio, la burla, la chanza, hacia las otras personas por cómo opinan. Y se menosprecia unas veces para salvaguardar ese Miedo a la libertad de cada cual, otras como una forma de ganarse la vida haciendo de linchadores profesionales de cualquiera. Y todo ello para conseguir notoriedad, estar en el candelero aunque sea unos segundos de “gloria”, a costa de jugar macabramente con quienes se apuntan al ajusticiamiento, o la ejecución, o la lapidación, o apaleamiento moral, social, civil de la persona que sea. Defender la libertad de expresarse pasa necesariamente por la obligación social, humana, de morderse la lengua para no insultar a quien no comparte o incluso mantiene posiciones contrarias a las ya manifestadas. Las ideas se debaten, se rebaten, se critican… Pero no es legítimo burlarse de quien las mantiene. Aunque de eso se aprende no sólo en las escuelas sino, y mucho peor, desde los parlamentos.

Miguel Bosé dejo claramente establecido que el negacionismo que se le atribuye en modo alguno supone menosprecio al trabajo de decenas de miles de sanitarios, ni mucho menos a las trágicas secuelas, fallecimientos dolorosos, (explícitamente lo manifestó), no sólo del COVI, sino de las multiples dolencias que están siendo mal atendidas o ninguneadas. Porque quienes dirigen este Sistema (económico-sanitario), basado en el mayor beneficio a costa del sufrimiento y muerte de millones de personas, miden mucho los “costos” económicos exclusivamente. Cuando la atención primaria se ha desmoronado, cuando el diagnóstico, tratamientos y seguimiento de graves enfermedades se han relegado, subordinándolo  a la novedad pandémica, cuando un estado de alarma requiere utilizar todas las riquezas del país para hacerle frente, cuando nacionalizar, en toda Europa al menos, la industria farmacéutica (que se están poniendo de oro) sería la gran respuesta. ¿Quién puede creerse que los gobiernos miran por la salud de los pueblos? Y cuando hay dudas sobre las vacunas, sobre los orígenes del virus, sobre los mecanismos de contagio y el por qué de tantas declaraciones, informaciones y órdenes contradictorias, ¿no es posible se NEGACIONISTAS de la coherencia de quienes gobiernan y dicen que por el bien común?

Fdo Rafael Fenoy Rico

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