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Jaén

“Les das la mano oculta en un traje y les dices cosas bonitas”

Pilar Montes, enfermera en la UCI del Médico-Quirúrgicodesde hace quince años, no olvida los ingresos, a las familias detrás de un cristal, los muertos...

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  • Pilar Montes, enfermera en la UCI del Médico-Quirúrgico desde hace quince años. -

PILAR MONTES (JAÉN, 1970) TRABAJA COMO ENFERMERA EN JAÉN desde 1993 y desde hace quince años es una de las profesionales sanitarias de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del hospital Médico-Quirúrgico. El Covid-19 llegó a Jaén y como sanitaria ya había sido testigo del colapso de las UCIs del territorio nacional.

“En esos momentos, los compañeros hablábamos de cómo protegernos con los EPIs. No sabíamos cómo nos podíamos contagiar. Fue agobiante. Teníamos muchísimo miedo. Intentaban mandarnos pautas, pero aprendimos con nuestra propia experiencia, ayudándonos y siendo autodidactas”, reconoce.

La unión entre compañeros fue fundamental. “Las unidades de cuidados intensivos son servicios muy cerrados. No tenemos apenas contacto con el exterior. El trabajo que se ha desarrollado entre celadores, auxiliares de Enfermería, los facultativos, el personal de limpieza, entre todos, ha sido indispensable en nuestras unidades”, agradece.

En primea línea, recuerda como “horrorosos” los primeros días de pandemia. “Empezaron a llegar ingresos sin poder gestionar nada, todo a la carrera, porque no dábamos abasto en personal. Somos una UCI con 18 boxes y pasamos a acondicionar almacenes para tener 27 disponibles y tratar a todos los pacientes con Covid-19 que nos llegaban”, recuerda.

Explica que el personal estaba “muy nervioso”, pues no sólo tenían que tratar a esos pacientes, que necesitaban una terapia ventilatoria que no se le puede proporcionar en ningún área del hospital salvo en la UCI. “Sentíamos mucho estrés y caos. Teníamos miedo a contagiarnos entre nosotros. Hemos vivido situaciones de agotamiento físico y emocional como nunca antes”, apunta. Y es que ha sido una situación de emergencia sanitaria “brutal”, afirma.

“El paciente con coronavirus llegaba a la UCI sabiendo que o ingresa o no puede respirar. Le das la mano, vestida con un traje con el que no te ven ni la cara. Le dices tu nombre y le explicas la situación, lo que le vas a hacer. En ese momento le dices cosas bonitas, que piense en los suyos. Le pides que te cuente algo. Luego, su familia viene a verlo a través de un cristal. Lo ven entubado, sedado. Miras a esa familia y a tu paciente, que te ha contado qué siente por su mujer, sus hijos, que te pide que le digas que los quiere. Son situaciones bastante duras”, valora.

Los familiares del paciente en UCI padecen la lentitud del día a día, ya que el ingreso se puede prolongar en más de veinte días. “La familia te pregunta, te pide que les cuentes algo de mejoría, aunque sólo fuera que se le ha cambiado la modalidad del respirador y empezaba a respirar solo. Te piden que les traslades un pequeño logro al que agarrarse”, apunta. Pilar no se ha contagiado. “Intentábamos protegernos de todas las maneras. Estábamos doce horas de turno sin quitarnos la mascarilla. Hemos tenido compañeros ingresados, también a sus familiares. Han fallecido compañeros y familiares de compañeros. Ha sido muy difícil”, dice.

Personalmente le ha afectado. “El mejor momento del día era cuando llegaba a casa. Encontraba mi paz, no sin tener miedo de contagiar a mi familia, a mi madre”, recuerda. Después de tres olas, no sólo padece agotamiento físico. “Durante un año todos nuestros turnos han sido físicamente agotadores. Tenemos imágenes grabadas que cuando las recordamos nos desmoronamos. Me acuerdo de las familias que he tenido detrás del cristal, a las que daba ánimos. Secuelas vamos a tener todos. No había enfermeros en paro. Los que estaban disponibles estaban recién terminados. Se han portado como campeones. Lo han pasado mal. Tenías que llevar a tres pacientes y a los de otros dos compañeros que no tenían experiencia. Era todo muy caótico en un servicio tan especial”, explica.

De ahí que solicite que bajen la ratio a dos pacientes por cada enfermera en la UCI. Pide “responsabilidad” a la sociedad. “Es muy duro salir de la UCI, ver familias destrozadas, muertes, y que en la calle no se cumplan las medidas restrictivas. La ciudadanía nos tiene que ayudar siendo todos responsables. Vamos a salir de ésta echándonos una mano todos”, termina.

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