Numerosos salones de peluquería y estética de la provincia de Cádiz amanecieron en la jornada este martes cerrados. Propietarios y personal laboral de las mismas se daban cita por la mañana en la Plaza de San Antonio, en la capital gaditana, junto a la sede provincial del PSOE, en una concentración a la que acudieron más de 300 personas vestidas de negro y con un cartel reivindicativo amarillo. En la protesta se ha guardado escrupulosamente la distancia y las medidas de seguridad para evitar contagios. Su demanda, que el Gobierno Central apruebe a la mayor brevedad una bajada del IVA al 10 por ciento en lugar del actual 21 por ciento. El motivo, “somos de primera necesidad, no un lujo”, como se ha demostrado en la pandemia de coronavirus. Y la urgencia nace para evitar “más cierres y más despidos de personal”.
Este es un sector que lucha a diario contra la competencia desleal de peluquerías clandestinas, contra esa economía sumergida que va en aumento porque cuando se cierra un negocio, la dueña del mismo suele atender a sus clientas en sus propias casas porque tiene que buscarse la vida de alguna forma.La elección del día 20 de octubre para llevar a cabo esta protesta no es casual. Es el día en el que pymes y autónomos pagan el tercer trimestre del IVA.
El sector de la peluquería y estética comenzó a movilizarse hace ya unos meses, en pleno confinamiento, cuando doce peluqueros y peluqueras de España, entre ellas una de Cádiz, creó un grupo en Facebook el 24 de junio bajo el nombre de ‘Creer en nosotros’, en confirmación de un grupo de WhatsApp creado el día 9 de ese mismo mes. Hoy ese grupo congrega a 4.300 personas del sector y ayer se hicieron visibles para el resto de los ciudadanos a través de las concentraciones llevadas a cabo en varias ciudades españolas entre ellas, Lugo, A Coruña, Valladolid, Alicante, Cádiz, Huelva, Granada, Málaga, Antequera, La Rioja, Ponferrada, LLeida, Segovia, Zamora , Miranda de Ebro (Burgos), Almería, Guadalajara y Oviedo.
Isabel Menjíbar, trabajadora de un salón de peluquería en Cádiz capital, es una de las pioneras de este movimiento. “En 2012 nos subieron el IVA al 21 por ciento, nos dijeron que era una subida temporal a causa de la crisis económica que padecía el país”, explica Menjíbar, pero “la subida se mantuvo en estos ocho años y ahora, entre la pandemia y la crisis, no podemos soportarla y está llevando a la ruina a numerosos negocios del sector”. Un sector que sufre un cierre cada tres o cuatro días y que “si la situación sigue igual, se llevará al 40 por ciento de las empresas” antes de que termine el presente año. Por eso “es necesario que nos bajen el IVA al 10 por ciento, un IVA como servicio de primera necesidad que somos”.
Confiesa Isabel que “con la pandemia los clientes vienen menos, mucho menos, y hay clientas que prefieren comprarse el tinte en un supermercado y echárselo en casa” por miedo a salir y contraer el coronavirus. Además, “este es un sector que lucha a diario contra la competencia desleal de peluquerías clandestinas, contra esa economía sumergida que va en aumento porque cuando se cierra un negocio, la dueña del mismo suele atender a sus clientas en sus propias casas porque tiene que buscarse la vida de alguna forma. Es una rueda”.
Este martes secundaron la protesta 235 salones de peluquería de la provincia de Cádiz. Lo que piden es de libro. “Si somos considerados como un sector esencial, por qué tenemos que pagar un IVA como si fuésemos un lujo. Nos abocan al cierre y al despido de personal. De hecho, entre los Ertes y los recortes, son muchas las peluquerías abiertas en las que solo trabaja la dueña”, concluye Isabel Menjíbar.