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Curioso Empedernido

Lo inevitable y lo inesperado

Entre el respeto inevitable y la magia inesperada, la sorpresa no deja de ser un requisito para motivar nuestro interés

Los sueños  y las metas son importantes para conseguir el objetivo, pero quizás lo que más nos enseñe sea el propio camino, la relación con quienes nos encontramos, lo que vemos y observamos, lo que nos cuenta la gente. Inevitablemente nos sentimos deseosos de conseguir algo  e inesperadamente no sabemos que es lo que podemos lograr.

No debemos fiarnos de las apariencias y es mejor que aprendamos  de las experiencias. Siempre hemos de hacer un hueco en nuestras agendas para acercarnos a estar un rato con esa persona que tanto queremos. Debemos estar dispuestos a despejar un poco nuestra mente de tanto trabajo e informaciones.

Entre anuncios y denuncias, recuerdos y olvidos, iconos y simbolismos, cabos sueltos y nudos amarrados... de forma inevitable e inesperada descubrimos que es  algo importante lo que le nos  ocurre. Solemos sentirnos muy felices cuando estamos centrados en los afectos familiares que nos dan calor y se preocupan de nuestro bienestar.

Investigaciones y sospechas, claves y enigmas, no era bueno que transmitiéramos  la inquietud y no supiéramos mantener la calma. Procurábamos no  dejar ocasión por escribir, aunque lo hiciéramos sin pasión y con proliferación de  adjetivos.

Cuando estamos todo el día expuestos, no es nada positivo y debemos proteger nuestra intimidad de indecencias e indignaciones, y procurar tener un permanente entrenamiento cognitivo para no quedarnos con la mente en blanco o con la memoria vacía y sin recuerdos.

Poniendo orden en nuestras confusiones  y paces en los conflictos, practicando actividades divertidas y lúdicas , libres y liberados , más abiertos que cerrados , más modernos que antiguos , vamos ideando con nuestro nombre y apellidos ,microcuentos tuiteros que hagan felices a los demás, y no los utilizamos como plataformas insultantes de los otros anónimamente y a escondidas.

A veces , entre lo inevitable del irse y lo inesperado del volver transcurre toda una vida, entre resurgir y arrasar , sentirnos fuertes en ocasiones y flojos en otros momentos, salvajes y civilizados , afines o dispares, sin andarnos por las ramas para decirle algo a quienes no están siendo sinceros con nosotros.

Vamos practicando la hondura literaria, entre pecados y puritanismos, trazos y trozos de escritura, prudencias y cautelas en lo que se piensa y expresa. Cuando tenemos muchas cosas por hacer, nos invade el pensamiento que no debemos dejar de hacer ejercicios porque nos inyecta energía y nos aporta claridad mental.

Entre el respeto inevitable y la magia inesperada, la sorpresa no deja de ser un requisito para motivar nuestro interés, recurrir a mitos encantados o a consejos mágicos y nos dejamos arrastrar por un punto romántico que nos convierte en seres encantadores y encantados.

Resulta bastante perjudicial para nuestras relaciones comportarnos de manera altiva y desagradable, debemos actuar con sencillez y humildad, pero sin permitir que nadie nos diga lo que tenemos que hacer ni cuál es nuestro camino.

Si trabajamos desde la inevitable sensatez, ganaremos argumentos y no perderemos el tiempo en la inesperada tozudez, dejando lugar a la imaginación y de vez en cuando a la posibilidad de soñar.
 

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