Los centros de atención primaria (CAP) de Cataluña han reducido drásticamente, en general, las visitas presenciales, que no se han recuperado con la nueva normalidad, y filtran las solicitudes por teléfono e, incluso, en las puertas de los ambulatorios.
Como si de un cajero de un banco se tratara, las colas de personas que intentan acceder a los CAP se han convertido casi en habituales ante las puertas de estos centros, donde los usuarios han de explicar sucintamente los motivos de su visita.
Una cosa tan simple como dar hora de visita a una persona parece ahora una carrera de obstáculos, han señalado desde el Fórum Catalán de Atención Primaria, que ha admitido que hay cribado en la puerta y en admisiones, a la hora de pedir hora.
"Tras este primer cribado, si la profesional sanitaria, médica o enfermera o trabajadora social lo considera necesario, se pide al paciente que vaya al centro de salud de manera presencial o se resuelve la visita telefónicamente", han relatado.
El objetivo es mantener las salas de espera cuanto más vacías mejor y potenciar la visita no presencial, para evitar las posibles exposiciones en lugares públicos a la COVID-19.
No sucede en todas partes igual porque estos centros se han ido organizando como pueden, en función de sus posibilidades de personal, pero mayoritariamente las visitas en persona se han reducido a un 30 % de las que se hacían con anterioridad a la irrupción de la COVID-19 en marzo pasado, según han reconocido varios médicos de familia a EFE.
El presidente de la Sociedad Catalana de Medicina Familiar y Comunitaria (CAMFiC), Antoni Sisó, se ha preguntado en una entrevista con Efe que, si bien esta fórmula ha funcionado durante la pandemia para atender lo más urgente, "¿cómo gestionamos así las enfermedades crónicas?".
La sensación de muchos profesionales, ha opinado, es que no se debe volver a la realidad anterior, con las agendas de los médicos de los CAP repletas de visitas, casi sin tiempo para profundizar en los males de cada paciente.
"Hemos de aprovechar los medios telemáticos para no masificar" los centros, pero ha apuntado, al mismo tiempo, la necesidad de volver a la atención presencial, que "es la base" de todo profesional médico y enfermero.
"Cómo diagnosticar sin auscultar, sin escuchar, sin comprensión, sobre todo a las personas mayores, muchas de ellas muy solas durante meses", se ha cuestionado.
En este sentido, el Fórum Catalán de Atención Primaria ha asegurado que "no todo se puede solucionar por teléfono. La llamada puede resolver muchos temas burocráticos pero hay otros que necesitan una exploración y una visita presencial".
"A veces, solo viendo la cara del paciente es suficiente. Y, además, si es su doctora o su enfermera, que conocen su historia, sus antecedentes, adquiere más valor", ha añadido.
Mantener la misma enfermera y doctora a los pacientes tiene una efectividad demostrada, han asegurado las representantes del Fórum, que han reclamado que se respete "la longitudinalidad (relación personal en el tiempo entre un paciente y su médico), la accesibilidad y la presencialidad" en la atención primaria.
Si no, pueden darse casos como el narrado por una paciente del CAP Casernes de Sant Andreu de Barcelona, que ha explicado a Efe que acudió por un fuerte dolor en el tórax que precisaba incluso de antinflamatorio y el médico que la atendió, que no era el suyo habitual, le recomendó que cambiara de colchón.
España
Los centros de salud reducen visitas y las filtran por teléfono
Como si de un cajero de un banco se tratara, las colas de personas que intentan acceder a los CAP se han convertido casi en habituales
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