Son apenas una gota de agua en un mar de lluvi, pero son tantos que juntos forman una tormenta de solidaridad. Se encuentran por muhas calles, establecimientos, portales y comunidades de vecinos, por no hablar de esas decenas de mujeres que ocupan su tiempo de confinamiento confeccionando mascarillas.
En la plaza del Rey, junto a un establecimiento donde compran oro -siempre se dijo que mientras existiera esos establecimientos con letras amarillas (que no es el caso) seguiría la crisis económica, la que comenzó en 2008-, hay una tienda de golosinas pero que también lo es de alimentación, de ahí que permanezca abierta el público como todas aquellas que venden artículos de primera necesidad.
Allí, en la tarde de este domingo, con la baraja echada y sobre una mesa, varios bocadillos y botellines de agua mineral con un letrero: -"Si lo necesitas, cógelo".
Alguien lo necesitó porque a la vuelta no estaban los que estaban a la ida. Ojalá los cogieran los que los necesitaban.
El simple gesto vale un mundo. No es nuevo, ciertamente, pero eso es lo mejor. La solidaridad se repite, se copia, se multiplica y da esperanza de que el ser humano sigue siendo bueno.
Golosinas el Rey. Plaza de España. Aplausos.
