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“Las empresas confían más en sí mismas que en el entorno próximo”

Javier Sánchez Rojas afronta la presidencia del Consejo Andaluz de Cámaras de Comercio con el reto de recuperar el protagonismo que tenían antes de la crisis

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  • Javier Sánchez Rojas durante la entrevista en 7 TV -

Javier Sánchez Rojas se estrenó antes de la Nochebuena como presidente del Consejo Andaluz de Cámaras de Comercio. Un hito más dentro de una trayectoria profesional en la que se ha reivindicado como versado defensor del sector empresarial y del desarrollo económico de la provincia de Cádiz y, ahora, de Andalucía.

El día de su elección se comprometió a recuperar el espacio y la visibilidad de las Cámaras, ¿era una crítica a su predecesor, una autocrítica al propio funcionamiento del ente?

–No, respondía a una evaluación de daños y a una evaluación de situación. Eso lo dije porque creo que todo el mundo sabe que desde el día, precisamente, de San Javier de 2010, cuando Rodríguez Zapatero elimina los recursos de las cámaras de comercio y las deja con las piernas al aire, a partir de ahí ha habido todo un mundo, con como docena y media de cámaras de comercio en España cerradas, y con una gran mayoría de cámaras obligadas a hacer un esfuerzo de reducción de gastos, de plantilla, de actividad, incluso de venta de patrimonio en algunos casos, y en lo que respecta a Andalucía prácticamente sin excepción todas hemos vivido situaciones muy difíciles. Eso te hace perder peso y te hace perder notoriedad, ya que te tienes que dedicar a menos cosas y en especial a reorganizarte a nivel interno, lo que te lleva a abandonar espacios fuera. Además, el mundo de las cámaras de comercio nos hemos llevado seis años detrás de una Ley andaluza de Cámaras de Comercio, hemos sido la penúltima comunidad autónoma, sólo por delante de Canarias, en hacer las elecciones y, por lo tanto, toda esa deriva ha ido generando una pérdida de espacio y de visibilidad. Ha habido una Cámara como la de Jaén que ha tenido que cerrar y está en liquidación, y por lo tanto, eso es lo que quise encajar dentro de esa frase. Mi antecesor, como tendré yo en su día, ha tenido luces y sombras. En su caso creo que han sido más luces, porque ha sido capaz de que la administración saque adelante la Ley de Cámaras y de generar que todas las demás cámaras sobrevivamos. Por lo tanto, honrado de sucederlo.

 

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¿Está convencido de que no se van a volver a repetir situaciones como la de la cámara de Jaén?

–Yo creo que el efecto dominó, de darse, se hubiera dado ya. No creo que de aquí a futuro se vaya a producir. Yo conozco más o menos la situación de todas las cámaras; hay algunas con dificultades, otras con menos, pero de ahí a liquidarse espero que no se den más casos. Y espero, además, una vez que se liquide la de Jaén, que la administración andaluza encuentre también la fórmula para que Jaén tenga la respuesta adecuada. No sé aún el formato, pero habrá una Cámara que dé sustento a toda la actividad de las empresas de Jaén.

La provincia de Cádiz es muy diversa y cuenta con tres cámaras de comercio. ¿Es ésta la base de su conocimiento para plantear, como ha hecho, la integración territorial del Consejo celebrando plenos en todas las provincias, el primero de ellos en Almería?

–Es que además la provincia de Cádiz nos hace un entrenamiento especial. Yo mantengo que Cádiz es como una pequeña España. Tenemos de todo, menos pistas de esquí, porque hasta nieve tenemos. Es como un microcosmos que identifica a España y a Andalucía, en el sentido de que tiene polos no contrapuestos pero sí distintos y dispares. A este respecto, igual que a nivel de la provincia, junto con otra mucha gente, intento liderar un espacio de abrazar al Campo de Gibraltar y acercarlo a los demás a su realidad y a sus necesidades, pues eso lo quiero llevar también a Andalucía. No sé si lo saben, pero desde Huelva hasta Almería hay 525 kilómetros, lo cual quiere decir que quien tenga que hacerlo en el día suma 1.050 kilómetros para ir y volver. Eso es una barbaridad, en el sentido admirativo del término. Andalucía es más grande que Portugal. Tenemos menos población, pero si volcamos Andalucía en el mapa sobre Portugal, es un territorio más grande. Y esto requiere un esfuerzo de acercarse a los territorios, y eso es lo que intentaba con ese planteamiento. Y el que no lo haga se equivoca, porque estoy en condiciones de afirmar que hay vida fuera de Madrid y de Cataluña, que parece que no hay otra.

Según Extenda, de enero a octubre el superávit comercial de Andalucía casi ha duplicado el del año anterior, y hay unas 5.500 empresas realizando exportaciones de forma regular, pero aún así las exportaciones bajaron un 2,4%. ¿Es una cuestión de competitividad, de demanda exterior, cómo lo analizan?

–Es una cuestión del parón que hay a nivel internacional, a causa del tema de los aranceles, del tema del Brexit, de todo lo que tantas veces se ha comentado y no se termina de ver. En el tema de China y Estados Unidos, al menos, nos hace ser optimistas en estos momentos, pero es cierto que ha habido un parón. Le recuerdo que cuando empezó la crisis última que hemos vivido, desde el año 2008 y 2009, esas más de cinco mil empresas que ahora se dedican al comercio exterior no llegaban a dos mil. Es decir, hemos hecho un crecimiento en exportaciones que es lo que nos ha hecho como país salvar la bola de partido. Creo que tenemos que perseverar en que miles de empresas de Andalucía a lo largo del año sigan con su labor exportadora, con el apoyo de las Cámaras y, por supuesto, de Extenda, de la que somos miembro nato y con la que colaboramos cada día más, y que es algo que quiero estimular. Un apoyo que hay que ofrecer a las que ya están exportando y a las que quieran salir, porque además hay muchas empresas que no son conscientes de que además del mercado local, donde lo hacen muy bien, con relativamente poco esfuerzo, buena planificación y un poco de ayuda institucional de las Cámaras, podrían hacerlo perfectamente bien fuera de España.

Ha citado ya el contexto internacional complicado al que nos enfrentamos, especialmente por el tema de los aranceles y el Brexit, ¿qué nos aguarda en 2020, año en el que tendrán que resolverse ambas asignaturas?

–Yo creo que nos merecemos despejar incertidumbres, pero va a empezar el año con una serie de incertidumbres que espero, ojalá, se despejen, como ya he apuntado en lo relativo al tema de los aranceles entre China y Estados Unidos, que parece que se alivia un poco. Espero también que a partir del 31 de enero el Brexit sea ordenado y que de alguna manera pueda permitirnos hacer una digestión no demasiado pesada. A partir de ahí creo que nos merecemos a su vez un gobierno, un gobierno que nos dé estabilidad, moderado, con cierta capacidad de que la economía recupere confianza, aunque es verdad que en las encuestas en las que Cámara España ha participado, las propias empresas reconocen cierta confianza en sus posibilidades, pero también que llegamos a un escenario que puede ser peor que el de 2019, con lo cual es un año de cierta incertidumbre, aunque los empresarios en los últimos años estamos acostumbrados a eso.

Una de esas encuestas a las que alude apunta, efectivamente, que la confianza de las empresas españolas sobre la evolución de su negocio en 2020 están por encima de la media europea, sobre todo en exportaciones, pero no en ventas nacionales, con lo que persiste el problema de la caída del consumo interno.

–Hay un parón  de consumo, de la actividad, no tenemos gobierno, las administraciones están paradas, no hay licitaciones, no hay obra pública, no hay inversiones públicas, no hay presupuesto, seguimos funcionando con los presupuestos de Montoro de 2018, y eso tiene mucho que ver con la actividad pública. Entre el 15 y el 20% de toda la economía depende de esa dinámica. Y claro, si el 15-20% de la economía, que es Cataluña, la tenemos deteriorada y parada, si el 15-20% que depende de las licitaciones públicas y del movimiento de la administración lo tenemos parado, es fácil colegir que tenemos parado un 40-50% de las decisiones fundamentales de crecimiento. Las empresas, como dice esa encuesta, confían más en sí mismas, pero no se fían del entorno próximo, no tienen confianza en ese entorno próximo, y eso es lo que tenemos que aliviar.

La previsión de la Cámara del PIB para 2020 habla de un crecimiento de 1,7%, cuando la de 2019 era del 2%, ¿a eso es a lo que se le llama ahora desaceleración, o hay que ponerle otro nombre?

–Ese es el parón. Podemos estar hora y media debatiendo si es parón, desaceleración, frenazo, crecimiento inverso o crecimiento negativo, que es algo que en economía se usa también, aunque en este caso sería decrecimiento. Lo cierto es que seguimos creciendo pero hay coincidencia de que se esperaba que creciéramos a más nivel del que vamos a terminar haciéndolo. Por lo tanto hay una desaceleración, un parón, en definitiva, no estamos a la puerta de una crisis, pero sí nos están enseñando el camino de por dónde deberíamos cambiar de vía, y ese cambiar de vía supone abandonar la incertidumbre, la desconfianza, el desgobierno, en el sentido de no tener gobierno. Creo que uno de los mayores titulares que se puede dar de 2019 es que ha sido un año de exceso electoral. Si las andaluzas del 2 de diciembre de 2018 la metiéramos a efectos de cómputo en el 2019, estamos hablando de cinco elecciones. Yo no tengo memoria de un año similar a éste en número de elecciones, ni siquiera en el inicio de la democracia, cuando era casi una fiesta hacer elecciones. Cinco elecciones en 13 meses es algo muy excepcional, y creo que nos ha perjudicado también en la parte de la aceleración económica, por lo que espero que este 2020 sea más tranquilo en ese aspecto.

Dentro de ese escenario político al que ha aludido en varias ocasiones nos hemos quedado sin opción de un gobierno de gran coalición, que fue una propuesta que se le criticó a la patronal en su momento

–El que nos criticó Albert Rivera.

Sí, pero la cuestión es si hemos llegado a una situación en la que ya lo importante es que haya gobierno, sea cuál sea.

–Hay veces en la vida en la que te encuentras en una encrucijada que te hace elegir entre lo malo y lo peor. Por lo tanto, cuando tienes que elegir entre lo malo y lo peor, más vale lo malo. Pero insisto en que las críticas que recibió la patronal a la propuesta del gobierno de coalición las realizó sólo el señor Rivera. En el anterior escenario, PSOE y Ciudadanos sumaban 180 diputados, que era una holgada mayoría para formar un gobierno de centro socialdemócrata, pero el señor Rivera insistió en la estrategia del no y ya hemos visto hasta dónde ha llevado a su partido, que ha pasado de 56 a 10 escaños.

Y si hay que quedarse con lo malo ¿cuáles son las expectativas que nos aguardan?

–Yo espero que seamos capaces como país de generar un gobierno que aporte estabilidad, certidumbre, que no abra interrogantes que teóricamente, como ciudadanos de una democracia ya madura, los temas que deberían estar cerrados, que es la forma de ser país, la forma de estado, la forma de organizarnos, deben estarlo, porque no podemos estar constantemente cuestionándonos cosas más allá de ir en el ánimo de encontrar áreas de mejora. A partir de ahí yo espero que haya un gobierno que pueda aportarnos estabilidad y moderación para que la economía arranque y podamos tener presupuesto. Sobre todo esa certeza que necesita el dinero y el mundo económico al levantarse por la mañana sabiendo a qué reglas del juego atenerse.

Frente a un país sin gobierno, se cumple ahora un año del gobierno andaluz de PP y Cs, ¿qué balance hacen desde el sector empresarial?

–Paradójicamente Andalucía, a la que se nos acusaba anteriormente de ser la reserva de no sé qué, y ahora somos la reserva de la estabilidad, y yo me alegro. Mientras el país no es capaz de tener presupuesto, en Andalucía hemos aprobado tres en un año, el del 18, el del 19 y ya están aprobados los del 20. Eso aporta crecimiento, eso aporta estabilidad, que es un poco el contraste de lo que ocurre a nivel nacional. Creo que se han hecho cosas muy buenas, como la bajada de impuestos, y en especial con el tema de sucesiones, pero queda mucho por hacer. Creo también que se está trabajando por la Marca Andalucía, y esto es algo que también quise remarcar en mi toma de posesión. Muchas veces nos miramos muy poco nuestra propia autoestima como región, y Andalucía es líder en muchas cosas. Tenemos también datos malos, pero en lo que somos buenos, somos muy buenos, y es ahí donde, como Marca Andalucía, tenemos que estar más en Madrid y que en Madrid se hable más con acento andaluz.

Otro de los pilares de las cámaras de comercio es el del asesoramiento a las empresas, pero siguen enfrentándose a una eterna asignatura pendiente de las administraciones, la falta de agilidad burocrática; ¿tendrá solución en algún momento o es una batalla perdida?

–A nivel de Andalucía se ha anticipado que el Gobierno está trabajando en una batería de medidas de simplificación, y es un mantra que está desde hace años dentro del mundo empresarial. Los ritmos empresariales no soportan los ritmos de la burocracia administrativa, y me da igual que sea municipal o autonómica. Hemos hecho una administración tan garantista que muchas veces nos sobran garantías. Que para una obra de una licencia municipal de un local se tarden meses en obtenerla, eso admite un área de mejora clarísima. Que para una licencia industrial, reconocida como la mayor inversión que en España está planteada, que es de Cepsa en el Campo de Gibraltar, con más de mil millones de euros, se lleve ya casi dos años sin tener grandes avances... Es muy bueno dotarse de garantías, pero tampoco que nos lleve al bloqueo. En este sentido, la figura que ha creado la administración andaluza y que han llamado "project manager", que a mí me gusta más decirlo en castellano, los "responsables de proyectos", para proyectos como el de Cosentino en Almería, o el de Cepsa en el Campo de Gibraltar, eso debería agilizar y eso es bueno, porque después redunda en creación de empleo y de riqueza. La Cámara de Comercio y la CEA han aportado ideas de por dónde se pueden recortar pasos administrativos.

Su predecesor estuvo 18 años en el cargo, ¿aspira a tanto?

–No, ni mucho menos. Hace poco oí una frase que viene bien al caso: si quieres hacer reír a Dios, cuéntale tus planes. Yo participo de eso. Hay que tener una mirada larga y unas luces largas de por dónde uno quiere ir, pero he sido elegido para cuatro años. Dentro de cuatro años rendiré cuentas, y yo mismo y el entorno me dirá, pero en principio no me lo planteo. Creo que mi predecesor tampoco se planteó nunca estar 18 años en el cargo. Este mandato último ha durado nueve años. Pero también es verdad que uno tiene edad como para mirar para detrás y ver que 18 años pasan volando.

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