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Provincia de Cádiz

Olvera, entre olivos y cooperativas, calle, castillo e iglesia sin par

El pueblo ha anotado grandes conquistas como la mejora de los servicios públicos y la industria agroalimentaria y el turismo son claves en su futuro

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  • El castillo árabe y la Iglesia de la Encarnación son los principales atractivos del núcleo urbano de Olvera. -

Olvera es una tierra, en la misma proporción, reivindicativa y emprendedora. En los últimos 40 años, ha librado tres grandes batallas contra la falta de formación, el desempleo y para la mejora de los servicios públicos. Estas eran y son, tal y como reconoce Antonio Sánchez (PSOE), primer alcalde en Democracia, la principal preocupación de los vecinos. Y ganar esas guerras ha sido el reto colectivo de la localidad, que ha reclamado siempre ante el resto de administraciones igualdad de oportunidades, pero también ha asumido el protagonismo y ha iniciado proyectos públicos y privados para impulsar el desarrollo social y económico del municipio.

Se han dado pasos de gigantes y se han anotado importantes logros en muchos aspectos. Sánchez recuerda que en los primeros años de la década de los ochenta “se electrificaron los campos”, de manera que los numerosos habitantes de los diseminados pudieron disfrutar de luz al fin. Diez años después, Olvera solucionaba los problemas hídricos, al contar con una sola entrada de agua, traída desde Alcalá del Valle, evitando, así, los frecuentes cortes de suministro. Y hace solo unos años, se puso en marcha el servicio de autobús para cubrir los cuatro kilómetros de extensión de la localidad y facilitar la movilidad en un complicado núcleo urbano, con pronunciados desniveles.

En materia educativa, Olvera fue pionera al convertir un antiguo colegio en Escuela Hogar en los primeros compases del nuevo régimen de libertades. Hasta entonces, los niños tenían que desplazarse a Jerez, Sanlúcar o El Puerto, donde estudiaban internados. Los más pequeños que residían en los diseminados ni siquiera podían ir a la escuela. Hoy, la localidad cuenta hasta con dos institutos con 600 alumnos.

El pueblo se benifició también pronto de la formación para el empleo, con una de las primeras escuelas taller de la provincia, hace ya 30 años, solo después de Arcos, de la que salieron profesionales en forja, carpintería o albañilería. Francisco Menacho (PSOE) recuerda que alguno de estos jóvenes acabaron montando su propio negocio en un recién estrenado polígono industrial en aquella época. El cooperativismo es otra de las señas de identidad del municipio. El colectivo no solo se dedica a la industria agroalimentaria sino también a la construcción, entre otras actividades. José Luis del Río (IU), que estuvo al frente del Ayuntamiento a partir de 2013, tras la dimisión de Fernando Fernández, recuerda que Olvera puso en marcha una de las más novedosas iniciativas locales para la búsqueda de trabajo. En plena crisis económica, el Ayuntamiento organizó misiones a Francia para entablar contacto con los patrones y presentar oficialmente las credenciales de los jornaleros del municipio. En ese momento, con decenas de parados, muchos de ellos víctimas de la crisis económica que hizo estragos en el sector del ladrillo, el Gobierno local fue capaz de facilitar la firma de hasta 500 contratos en un año en tierras galas y ayudar a miles de familias a salir adelante.

En la actualidad, con los servicios públicos mejorados y las conquistas en educación, el trabajo sigue siendo el primer problema. El potencial turístico, como en otros muchos pueblos de la provincia, no está explotado suficientemente. Y hay atractivos. Gastronómicos, en primer lugar, con el aceite de oliva y el queso. El núcleo urbano, declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1983, ofrece como principales argumentos el castillo árabe, construido a finales del siglo XII, y la Iglesia de la Encarnación, que inspiraron a Romero Murube para declarar que “Olvera es una calle, una iglesia y un castillo pero.. ¡qué calle, qué iglesia y qué castillo!”. Sin embargo, la principal baza es la Vía Verde, que transita por el antiguo trazado ferroviario Jerez-Almargen y cuenta con 36,5 kilómetros de caminos. Por ellos, el excursionista puede disfrutar a pie, en bicicleta o a caballo, de una naturaleza exuberante, de una rica y variada flora y fauna, y de una oferta de restauración y alojamiento de calidad, aprovechando las antiguas estaciones de tren de Puerto Serrano, Coripe y Olvera. Un auténtico paraíso natural en el que la localidad deposita sus esperanzas de futuro.

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