La Fiscalía de Málaga ha elevado la petición de pena de prisión, hasta más de cien años, para el entrenador de fútbol acusado de abusar de veinticinco menores aprovechando su influencia como técnico al considerar que cometió una agresión sexual más de la que tenía en su escrito provisional.
Este jueves, el fiscal ha modificado sus conclusiones y ha pedido que el entrenador sea condenado a más de cien años de prisión por los delitos de abuso sexual, exhibicionismo, provocación sexual, corrupción de menores, acoso y embaucamiento sexual a menores.
Fuentes judiciales han indicado a Efe que el fiscal ha mantenido que el acusado sometió a alguno de ellos a tocamientos, a otros les ofreció llevarlos a prostíbulos, botellas de alcohol, dinero e incluso invitarlos a cenar a una hamburguesería a cambio de fotografías de ellos desnudos.
El ministerio público ha modificado su pena después de que un menor reconociera durante el juicio, que se ha celebrado a puerta cerrada, que él también sufrió abusos y que no lo había denunciado antes por vergüenza.
El acusado, de 45 años, permanece en prisión desde el 2 de diciembre de 2016 tras ser detenido en Málaga y es un entrenador de fútbol base que dirigió diversas categorías de alevines y cadetes de varios clubes en la provincia, entre ellos el Málaga CF.
Durante las sesiones del juicio, todos los menores, con edades comprendidas entre los 11 a 17 años, ratificaron que sufrieron abusos o acoso por parte de su entrenador.
El fiscal ha señalado que el acusado prometía a algunos menores hacerlos capitán, poder jugar más partidos o llevarlos a otros equipos de más categoría si le remitían fotografías de carácter sexual.
El entrenador, que estuvo trabajando veinte años con menores en diversos banquillos de la provincia, mantenía conversaciones de índole sexual por redes sociales con los jugadores y les pedía imágenes de sus órganos genitales.
El acusado, que no presenta ninguna alteración, ni perturbación, según las acusaciones, les enviaba fotos y vídeos pornográficos, mujeres desnudas e incluso imágenes de su cuerpo desnudo.
Los menores, ha mantenido el fiscal, se sentían incómodos pero "mantenían las conversaciones para no provocar el enfado del procesado" y, a algunos de ellos, los amenazó con que si no accedían a sus pretensiones no jugarían, o no les trataría de forma favorable en el equipo.
Además aprovechó viajes con motivo de los partidos que jugaban para sentarse al lado de alguno de ellos y "guiado por el ánimo lúbrico" les enseñaba vídeos con escenas de pornografía entre adultos para posteriormente agredirle sexualmente.
En un registro del domicilio del acusado, la Policía le intervino, en noviembre del 2016, dos ordenadores y en uno de ellos se encontró conversaciones con los menores de índole sexual.
El fiscal, además de la pena de prisión, solicita que el encausado no pueda acercarse ni comunicar con los menores durante años y que cuando cumpla la pena de cárcel, tenga libertad vigilada, "con la prohibición de acudir a acontecimientos deportivos y culturales con presencia de menores de edad".
El entrenador siempre ha mantenido su inocencia y llegó a normalizar las conversaciones de índole sexual que tenía con los menores alegando que eran adolescentes y que ese tipo de conversaciones en un vestuario de fútbol eran normales.
El juicio continúa mañana con el informe de la defensa, que ya ha pedido la nulidad del procedimiento y tiene previsto pedir la libertad de su cliente al afirmar que no hay ninguna prueba contra su patrocinado.