Mientras Afganistán se prepara para las elecciones presidenciales del próximo sábado, los familiares de prisioneros de guerra esperan que el nuevo Gobierno alcance pronto un acuerdo de paz con los talibanes que libere a los miles de cautivos de ambos bandos.
Es la esperanza de Rahmanullah, un joven de 18 años que reside en la provincia norteña de Faryab y que cuenta los días desde que su padre Hameedullah, miembro de la Policía, fue detenido por los talibanes.
"Hemos intentado que sea liberado pero sin éxito, espero que ambas partes alcancen un acuerdo de paz que permita a mi padre volver a casa", dijo Rahmanullah a Efe, que al igual que para su padre pidió usar un seudónimo por temor a represalias.
El hombre de 39 años fue arrestado hace dos años mientras viajaba por una zona insegura de la provincia y ahora permanece detenido en pésimas condiciones y bajo tortura, explicó.
Mullah Sayed Mullah, un profesor de escuela e imán de 70 años, y su mujer alzan también cada mañana sus manos al cielo y rezan por que su hijo talibán sea liberado después de siete años entre las rejas de una prisión afgana.
"Mi único deseo es ver a mi hijo volver a casa, eso es todo lo que quiero del Gobierno", dijo Mullah a Efe.
Abdul Rauf, de 27 años, fue detenido poco después de haber finalizado su educación secundaria en la provincia oriental de Laghman y, tras ser condenado a 15 años de prisión, permanece desde entonces en la cárcel de Bagram junto a miles de talibanes.
"Después de que encarcelaran a Rauf, mi otro hijo fue asesinado por el Estado Islámico en la provincia de Kunar, los dos incidentes me han destrozado y no sé cómo afrontar la vida", lamentó Mullah.
Sólo ha podido visitar a su hijo tres veces en siete años debido a las estrictas medidas de seguridad de la prisión y a sus problemas financieros, y todos sus esfuerzos para liberarlo han fracasado.
Ahora, días antes de las elecciones presidenciales, Mullah espera que el nuevo Gobierno pueda impulsar un acuerdo de paz con la formación insurgente cuanto antes.
"El proceso de paz debe ser la máxima prioridad del nuevo Gobierno", dijo.
Cerca de 9,6 millones de afganos se han registrado como votantes para estos comicios a los que se presentan 15 candidatos, menos que los inicialmente previstos después de tres renuncias de última hora.
Entre los favoritos se cuenta el actual presidente afgano, Ashraf Ghani, que busca un segundo mandato para finalizar sus proyectos de lucha contra la corrupción y avanzar hacia la paz en la nación asiática.
El jefe del Ejecutivo afgano, Abdullah Abdullah, y el antiguo insurgente Gulbuddin Hekmatyar son otros de los principales candidatos.
Durante la campaña electoral, prácticamente todos los aspirantes a presidente han asegurado que su máxima prioridad es alcanzar un acuerdo de paz con los insurgentes para poner fin a la guerra que desde hace 18 años desangra el país.
Aunque se desconoce el número exacto de prisioneros de guerra, algunas fuentes sugieren que podría haber hasta 20.000 combatientes talibanes en las cárceles gubernamentales y los insurgentes han afirmado mantener a "miles" de miembros de las fuerzas de seguridad afganas en sus prisiones.
En los últimos 18 años no ha habido un intercambio de prisioneros de relevancia, aunque el Gobierno afgano liberó el pasado junio a 1.000 combatientes en un esfuerzo por promover la paz.
"No había acuerdo de intercambio de prisioneros con los talibanes y la liberación fue un gesto de buena voluntad del presidente, aunque los talibanes no la respetaron", afirmó a Efe el portavoz del palacio presidencial, Sediq Sediqqi.
El principal portavoz talibán, Zabihullah Mujahid, dijo a Efe que la formación insurgente liberó a 700 prisioneros en varias tandas este año.
A ellos se sumarían las más de 500 personas cautivas liberadas de decenas de prisiones talibanas como resultado de operaciones nocturnas de las fuerzas especiales afganas en los últimos meses.
Un informe de Naciones Unidas publicado el pasado mayo y realizado en base a entrevistas con antiguos prisioneros de cárceles insurgentes reveló que los talibanes someten rutinariamente a tortura a sus cautivos, además de mantenerles en condiciones pésimas.
El documento también refleja varios asesinatos de prisioneros, unas acusaciones que Mujahid niega.
"Mantenemos a los prisioneros en casas de barro en pueblos donde no hay electricidad o comodidades modernas, pero les damos la misma comida que comemos nosotros", dijo.
Por otra parte, el 32 % de los prisioneros de guerra en manos de las autoridades afganas denunciaron malos tratos y tortura, según otro informe de la ONU publicado el pasado abril.
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Las elecciones afganas reavivan la esperanza de un intercambio
Esperan que el nuevo Gobierno alcance pronto un acuerdo de paz con los talibanes que libere a los miles de cautivos de ambos bandos
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