Domingo por la mañana, prisión gaditana de Puerto III. Un preso se rebela al ser trasladado desde la celda de aislamiento. Insultos y amenazas a los funcionarios que se encargan de acompañarle. Le siguen golpes, escupitajos y más improperios verbales. Cinco trabajadores resultan heridos, uno de ellos con un fuerte golpe en el ojo que lo lleva al hospital. Mientras esto ocurre en Cádiz, en el centro penitenciario de Las Palmas II otros cuatro funcionarios son agredidos por un preso. En la prisión de Aranjuez se suman tres operarios heridos más.
Denuncian que se están dando cursos de boxeo a los presos de los centros penitenciarios. “Dar una formación boxeadora a internos como medio de defensa o ataque es algo muy contradictorio y totalmente desafortunado”Este es el día a día de un funcionario de prisiones. "Nosotros nos venimos jugando permanentemente el tipo, todos los días, porque no existe un verdadero protocolo de cara a este tipo de situaciones" , nos cuenta Ángel Luis Perea, delegado de CSIF y trabajador en Puerto III. Se trata de presos que vienen "rebotados", en el propio argot penitenciario, de otros centros, habiendo provocado otros altercados. "La escala de violencia, entre este tipos de internos, es como a ver quién hace algo más grave o algo más fuerte para salir en los medios de comunicación, o simplemente por ir contra el sistema", asegura Perea.
Entre estos reclusos altamente peligrosos destaca el caso del guineano Fabrizio Joao Silva, que en julio de 2016 casi se lleva la vida por delante de dos funcionarios. "No tienen nada que perder, porque tienen condenas muy grandes y además, cuando agreden a un funcionario, como no estamos reconocidos como agentes de la autoridad la condena queda a interpretación del juez de turno del juzgado de instrucción. Es inexplicable, hoy en día, que aún no tengamos reconocida dicha condición como labor preventiva de futuro para un funcionario de prisiones, que además batalla diariamente en un núcleo agresivo y peligroso", añade el delegado.
Y es que las agresiones se dan todos los días en todas y cada una de las prisiones de España. Este dato se desprende de las estadísticas de los propios sindicatos, "porque la administración no las facilita". Aquí entran los cinco centros que hay actualmente en la provincia, "con especial connotación el de Puerto I, que es una prisión de primer grado, la única en España y la de internos más peligrosos catalogados dentro del régimen penitenciario. Además de Puerto III, que cuenta con un módulo con unos cuarenta presos de especial peligrosidad derivados de otras cárceles". En lo que va de año “se podrían contar casi un centenar de agresiones en todo el país, de las cuales, entre diez y quince han tenido lugar en los centros de la provincia”, añade Perea.
Desde el sindicato reclaman una equiparación salarial "con los compañeros de prisión de Cataluña, que cobran mucho más que nosotros teniendo una menor población interna". Según los el delegado no existe una formación específica adecuada, "ni tenemos un equipo de intervención"; tampoco están reconocidos como agentes de la autoridad y, además, hay "escasez de personal", llegando a unas 200 plazas perdidas en la provincia gaditana en la última década . "Cualquier persona que se juega la vida en atención al resto de los ciudadanos debe estar bien reconocido social y económicamente", concluye.