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Los demócratas se hacen con la Cámara Baja de EEUU y frenan a Trump

Una victoria que vaticinaban las encuestas y que, a falta de conocer su holgura, supondrá un freno al presidente, Donald Trump, para avanzar su agenda

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Los demócratas lograron arrebatar esta noche la mayoría a los republicanos en la Cámara de Representantes de Estados Unidos, una victoria que vaticinaban las encuestas y que, a falta de conocer su holgura, supondrá un freno al presidente, Donald Trump, para avanzar su agenda en el Congreso.

La proyección de las cifras de recuento, a falta de la mayoría de estados de la costa oeste, apuntan a que los demócratas han vencido en la Cámara Baja logrando al menos los 23 asientos que necesitaban arrebatar a los conservadores para hacerse con la mayoría, un número que podría ampliarse hasta en otros diez escaños.

Durante su discurso de victoria, la líder demócrata de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, aseguró que "mañana será un nuevo día" para el país e insistió en que servirá para poner fin a la división que vive EEUU.

Pelosi, quien será a partir de enero la presidenta de la Cámara Baja después de ocho años en manos conservadoras, dijo que el logro de los demócratas de esta noche no tiene que ver con las diferencias partidistas, sino con "conservar los valores constitucionales".

"Con esta nueva mayoría demócrata vamos a honrar los valores de nuestros padres fundadores", insistió la congresista por California, al subrayar la necesidad de "restaurar el control y la división de poderes" en EEUU, tras dos años de control absoluto republicano en la Casa Blanca y las dos cámaras del Congreso.

"Todos hemos tenido suficiente división. El pueblo estadounidense quiere la paz. Quieren resultados", reiteró la demócrata.

Pelosi se convirtió en 2006 en la primera mujer en llegar a la presidencia de la Cámara Baja en la historia, pero en 2010 los demócratas perdieron la mayoría en favor de los republicanos, momento desde el cual ha sido la líder de la minoría.

No obstante, a lo largo de la campaña una parte de su partido le ha pedido que deje espacio a otros congresistas para ponerse al frente de los progresistas en el Congreso, lo que le ha acarreado también numerosas críticas también por parte de los republicanos.

Horas antes de la victoria, Pelosi descartó en una entrevista con la cadena PBS que vayan a llevar a cabo un juicio político para buscar la destitución del presidente y prefirió mostrarse como el freno de las políticas abusivas de los republicanos y la defensa del acceso a la sanidad pública.

Aunque los demócratas no comiencen un juicio político contra Trump, como se ha especulado casi desde que llegara a la Casa Blanca, sí podrán tener el control de las comisiones de control de la Cámara Baja, impulsar leyes y abrir procesos de investigación y control de poder.

El cambio demócrata comenzó en Virginia, donde la actual congresista del Partido Republicano, Barbara Comstock, perdió su escaño en la Cámara de Representantes por el 10º distrito del estado ante la demócrata Jennifer Wexton.

Esa carrera, en un distrito suburbano del norte de Virginia que Hillary Clinton ganó por 10 puntos porcentuales en 2016, era considerada por muchos observadores fundamental para las esperanzas republicanas de mantener el control de la Cámara Baja.

En Florida, la demócrata Donna Shalala se hizo con el escaño del distrito 27º, que conservaba desde 1989 la republicana Ileana Ros-Lehtinen, veterana cubano-estadounidense que se retiró este año, mientras que la también progresista Debbie Mucarsel-Powell venció al congresista conservador Carlos Curbelo por el distrito 26º.

Las mujeres, hasta el momento, parecen liderar las victorias para el giro demócrata de la Cámara de Representantes, donde hasta hoy los republicanos gozaban de una ventaja de 235 escaños por 193 de la oposición, más siete asientos vacantes.

De la mano del rechazo al presidente Donald Trump, los demócratas esperan tener unos resultados similares a los comicios de 2006, cuando se hicieron con 31 escaños ocupados por el Partido Republicano en medio del descontento de los votantes con el entonces presidente, George W. Bush, y la guerra de Irak.

Sin embargo, las altas expectativas de los demócratas que indicaban una "ola azul" se han visto deslucidas por la victoria republicana en el Senado, donde los conservadores mantendrán la mayoría e incluso, previsiblemente, será mayor. 

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