Casi un mes lleva ingresado en el hospital Virgen del Rocío de Sevilla. Llegó el 8 de febrero, con todas sus esperanzas puestas en un trasplante con el que logre decir adiós a esa impertinente compañera de viaje que le ha acompañado más tiempo del debido en su corta vida. El onubense Marcos Rosa encara con optimismo su lucha contra la leucemia y parece que, poco a poco, las cosas marchan.
Las defensas están subiendo y a una velocidad elevada. El primer día fueron 100 defensas, el segundo 900 y hoy tercer día 1900Tras un tratamiento intensivo de quimioterapia para preparar su cuerpo para el transplante de médula, el 15 de febrero se producía la intervención. Desde entonces, toca esperar a ver cómo evoluciona su cuerpo, cómo responde a ese trasplante, y por el momento, todo sigue su curso.
Según ha indicado, animado, a sus más cercanos, "las defensas están subiendo y a una velocidad elevada. El primer día fueron 100 defensas, el segundo 900 y hoy tercer día 1900. Si fuese por las defensas me iría a casa hoy mismo".
Sin embargo, aún le toca esperar para decir adiós al hospital, pues tiene fiebre desde hace casi una semana, que no baja de 37 grados, y eso "preocupa a los médicos y hasta que no se solucione no me dejan irme", relata el joven de 27 años, que también cuenta que tiene mucositis.
Pese a todo, se muestra esperanzado, porque son peldaños que sabía que tendría que subir en esta batalla cuerpo a cuerpo con la leucemia. Siempre optimista, confía en que "esto ya es el empujón final". De hecho, se permite tirar de humor para afirmar que "una fiebre y mucositis no es nada para lo que llevábamos".
El pasado 25 de enero, en declaraciones a los periodistas en la Plaza de las Monjas, cuando recibió la noticia que tenía donante, Marcos Rosa, quien lleva arrastrando la enfermedad desde que tenía 17 años y en la que ha recaído por segunda vez, destacó la importancia de donar porque "no es doloroso como la gente piensa, salva vidas y merece la pena".
"Tengo muchas ganas de entrar en ese mes tras el trasplante que consistirá en una recuperación de células madres de la sangre del donante y me la traspasarán a mí", señaló Marcos, quien aseguró que "no es ninguna operación y no hay riesgo".
En este punto, aclaró que "realmente no es doloroso donar médula como la gente piensa, aunque sí hay que pasar por un proceso para la realización de varias pruebas y comprobar esa persona está sana y eso es tiempo que esa persona tiene que dar", pero insistió en que "se realiza sentado en una silla y que si se pone en una balanza salvar vidas o pasar media hora de mareos tras donar o dos días con un poco de anemia, merece la pena".
Sobre el donante compatible, sólo sabe que es una persona joven y nacida en Alemania.