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Desde hace cuatro años, el lamento de la guitarra española interpretando notas flamencas se hace más agudo

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  • Landaluce -

Desde hace cuatro años, en Algeciras, los últimos días de cada mes de febrero no son como los de antes. Desde hace cuatro años, los sentimientos que nos han de rodear con motivo de la celebración del día grande de todos los andaluces, lucen un velo de dolor.

Desde hace cuatro años, el lamento de la guitarra española interpretando notas flamencas se hace más agudo. Desde hace cuatro años, los rasgueos de las guitarras suenan a letanía, a pena, a rabia contenida,  porque desde hace cuatro años, el más grande de cuantos artistas ha dado esta tierra no se encuentra entre nosotros.
Desde hace cuatro años, el mundo de la música no es el mismo. Desde hace cuatro años, este pueblo, generoso, solidario, hospitalario y grande donde las haya, siente en sus carnes un vacío que será, por los siglos de los siglos, imposible de llenar.

Desde hace cuatro años, Francisco Sánchez Gómes, Paco de Lucia, el hijo de la portuguesa, toca en las balconadas del cielo junto a quienes fueron sus maestros, flanqueado por su padre y su hermano Ramón. Y aquel frío que el más internacional de los algecireños dijo sentir en su garganta cuando la vida entonaba su último acorde, es el que atenaza las nuestras al acercarse esta fecha.


Desde hace cuatro años, la grandeza en vida de Paco de Lucía se ha hecho mayor, si cabe, en su ausencia física. Desde hace cuatro años, quienes le han querido, admirado, seguido, imitado, arrastran una orfandad que en ocasiones es difícil de mitigar, pero que quizás pueda encontrar consuelo al contemplar como el paso del tiempo acrecienta una leyenda ganada y forjada a pulso.

Desde hace cuatro años, Algeciras y Playa del Carmen, en México, no son las mismas. Los 7.941 kilómetros de distancia real que las separan se convierten en punto de unión a través de la vida y la muerte, del alfa y el omega de quien pasó por este mundo terrenal dejando huella de su maestría, no solo en el plano artístico, sino también en el humano, que es quizás lo más importante.

Cuando la persona inicia el viaje postrer, nace el mito. Y hoy, cuatro años después de su tránsito, Paco de Lucía sigue tendiendo puentes entre los pueblos, uniendo a Algeciras con San Fernando; estando próximos a hermanarnos con Playa del Carmen, porque así nos lo han pedido las autoridades mexicanas. Por él seguimos y seguiremos levantando las guitarras al cielo; por él, Algeciras continuará por siempre sonando a Paco; por él mantendrán los gitanos sus cantes; por él nos dejaremos los jirones de piel en el camino si es necesario hasta lograr tener, más pronto que tarde, su Centro de Interpretación / Museo en el que honrar su legado, su figura, a su familia, y a todo lo que rodeó al mayor genio de los seis cuerdas que ha dado la historia.

Algeciras y todos los algecireños se lo debemos. Gabriela, Curro, Lucía, Antonia, Diego, Pepe, Maite, José María, Ramón, y todos quienes forman esta saga, unida por el denominador común de Paco, pueden estar seguros de que por más que pasen los años, aquel niño que triunfó con “Los chiquitos de Algeciras”, y que con el paso de los años llenó los auditorios más importantes del mundo entero, siendo el primero que llevó el flamenco al Teatro Real de Madrid, seguirá en nuestros corazones y en nuestras memorias.

Se lo debemos. Siempre se lo debimos, pero desde hace cuatro años, esta deuda es especial.

Maestro, desde tu tierra, desde la Algeciras que siempre llevaste en los labios y en el corazón, te seguimos haciendo llegar nuestro cariño sincero y nuestra admiración sin límites.

Por siempre y para siempre, Paco de Lucía.


 

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