Zinedine Zidane tendrá que repetir su efectividad ante un Barcelona al que ha ganado en tres de los cinco clásicos que ha dirigido y en sus duelos como técnico con Ernesto Valverde, al que derrotó siempre que se midieron, para que el Real Madrid se reenganche a la pelea por el título de Liga.
Los duelos grandes han convertido a Zidane en menos de dos años, en el segundo técnico más laureado de la historia del Real Madrid. Con el Mundial de Clubes, el quinto título de un brillante 2017 al que quiere poner el broche en el clásico, superó a Vicente del Bosque, igualó a Luis Molowny y ya tan solo tiene por delante a Miguel Muñoz.
En su búsqueda de lo jamás conseguido por el Real Madrid, el deseado sextete del que ya ha conseguido tres títulos y le quedan los tres más complicados -LaLiga Santander, Copa del Rey y Liga de Campeones-, se presenta Zidane al clásico como un especialista. Un solo lunar, en el último precedente liguero (2-3), que no impidió a su equipo proclamarse campeón de Liga.
Fulminó Zidane en su primer clásico la condición de invicto del Barcelona tras 39 encuentros sin perder. El 2 de abril de 2016, con la Liga prácticamente perdida tras la mala racha con Rafa Benítez al mando, dio la sorpresa en el Camp Nou (1-2). Con diez futbolistas tras la expulsión de Sergio Ramos, asestó un golpe con gol de Cristiano Ronaldo que hizo crecer la autoestima de un equipo que extendió la lucha por la competición doméstica hasta el final, pero sobre todo tomó impulso para la conquista de la Liga de Campeones.
En diez años no hubo, hasta la llegada de Zidane, un entrenador capaz de puntuar en su primer clásico en el banquillo madridista. Juande Ramos, Manuel Pellegrini, José Mourinho, Carlo Ancelotti... todos encajaron derrotas en su estreno. Ninguno desde Bernd Schuter en 2007 había conseguido lo que logró el técnico francés, con la fe ciega de sus futbolistas desde que tomó las riendas.
Su segundo clásico llegaba de nuevo en Barcelona. El 3 de diciembre de 2016 el Real Madrid mantenía la distancia de seis puntos en su camino al gran reto del curso, la conquista de la Liga, gracias a un tanto salvador de Sergio Ramos en el tiempo añadido. Un testarazo de Luis Suárez hacía saborear el triunfo al barcelonismo hasta que llegó el empate al más puro estilo madridista de los últimos tiempos, con un cabezazo de su salvador que se aprovechaba de la estrategia con pantalla al rival de Lucas Vázquez y del centro medido de Luka Modric.
El balance total de clásicos dirigidos por Zidane se completaba con dos brillantes triunfos en el inicio de la presente campaña en la Supercopa de España. Cinco partidos con tres victorias, un empate y una derrota.
La eliminatoria de la Supercopa encontró a un Barcelona aún conmocionado por la marcha del brasileño Neymar. El Real Madrid tumbó con pegada a su eterno rival en el Camp Nou (1-3), con dos golazos de Cristiano Ronaldo y Marco Asensio en los diez últimos minutos en un partido marcado por la expulsión a los 81 minutos del astro portugués, que por empujar al colegiado De Burgos Bengoetxea tras interpretar que se tiraba en una acción en la que pedía penalti, recibió una dura sanción de cinco partidos.
Cristiano fue la gran ausencia de la vuelta que fue especialmente dolorosa para el barcelonismo y de éxtasis para el madridismo, disfrutando de la superioridad en juego con un 2-0 que daba el título. Zidane se exhibía en el duelo táctico, metiendo a Mateo Kovacic por Casemiro con un marcaje que anulaba a Messi y sin añorar a su gran referente en punta.
Fue la última derrota de Ernesto Valverde como técnico del Barcelona; desde entonces 24 partidos invicto. Las dos desde su llegada al banquillo culé fueron ante el Real Madrid y ante un Zidane que le tiene tomada la medida. En su etapa en el Athletic le sumó tres duelos con victorias madridistas (4-2 y 2-1 en el Santiago Bernabéu y 1-2 en San Mamés).
Hasta trece tantos en cinco partidos, una media de 2,6 por encuentro, ha promediado Zizou en su duelo con Valverde que regresa al Santiago Bernabéu con carácter de decisivo para el Real Madrid por su irregularidad en la competición doméstica.