Mariano Peña (Manzanilla, 1960) protagoniza hoy a las 21.00 horas en el Gran Teatro de Huelva el estreno nacional de ‘Obra de Dios’. “Una obra escrita desde el respeto absoluto a todas las creencias religiosas, con un humor divertido e inteligente”, ha confesado el actor onubense.
‘Obra de Dios’ es una producción teatral escrita por David Haverbaum y dirigida por Tamzin Townsend, que cuenta con los actores Bernabé Fernández y Chema Rodríguez-Calderón, además de Mariano Peña. Una comedia que reescribe los diez mandamientos y da una versión diferente y divertida de los mismos.
Su estreno es hoy en Huelva pero recorrerá diferentes puntos de Andalucía próximamente. El 12 de agosto será partícipe del Festival de Comedias del Puerto de Santa María (Cádiz), y además visitará, por el momento, en octubre Roquetas del Mar (Almería), Algeciras (Cádiz) y Valverde del Camino (Huelva).
‘Obra de Dios’ llega a Huelva, su tierra.
–Es un enorme orgullo. Evidentemente cuando estrenas una obra estás como una parturienta, esperando qué tal se da. Me encantó que me dijeran que el estreno sería en mis raíces, porque siempre me he sentido muy querido por Andalucía en general y por Huelva en particular. Estoy muy expectante por ver cómo responde el público, aunque me imagino que con la misma tónica de siempre, con mucho cariño y amor.
¿Cómo definiría ‘Obra de Dios’?
–No creas que es fácil. En un resumen a groso modo sería: Dios vuelve a la Tierra para dar diez diez versiones nuevas de los mandamientos porque los de toda la vida están ya muy viciados después de tantos siglos. La obra está tratada por unos terrenos de humor y con mucho respeto para que la gente no se sienta molesta u ofendida. Acepté esta obra porque pone encima de la mesa las típicas preguntas que uno siempre se ha hecho. Por ejemplo, la aparición de Adán y Eva, el Arca de Noé, Abraham... Si crearon la Tierra, ¿cómo llenaron el planeta si sólo había una hembra? ¡Tendrían que cometer incestos! Dicho esto en clave de humor y respeto. Es humor inteligente y divertido. No creo que nadie se ofenda. Igual alguna persona más mayor, pero se habla de la religión con humor.
¿Cómo es su personaje en esta obra?
–Pues se llama Mariano Peña -risas-. No puedo adelantar mucho pero Dios se mete en el cuerpo de Mariano Peña para dar esos diez nuevos mandamientos. Dios no tiene rostro ni figura y necesita corporeidad.
¿Qué parecido tiene Mariano Peña con este personaje?
–Creo que prácticamente nada. El personaje habla en boca de su Santísima Trinidad pero con su propia expresión y su forma de hablar. Mariano Peña es expresivo e igual Dios ha querido esa expresividad para dirigirse a la gente. Ya puedo decir burradas que la gente se lo toma con mucho sentido del humor.
¿Y qué parecido tiene Mariano Peña con Mauricio Colmenero -su otro personaje más conocido-?
–Esa nobleza que ha defendido el personaje. ¿Este personaje tan sinvergüenza cómo la gente lo quiere? Siempre pienso que será por la nobleza y porque aunque diga muchas burradas, Mauricio Colmenero tiene un fondo bueno pese a que cueste mucho verlo. Pienso que va por ahí. Me considero una persona noble -risas-, parece que no tengo abuela.
Mauricio Colmenero tenía un lenguaje curioso, ¿qué frase le costó más decir?
–Hombre, todo lo que sea herir a las personas me parece mal. Incluso cuando caía en mis manos algún que otro guión me preguntaba que cómo iba a decir eso. Pero curiosamente, y contrariamente a lo que pensaba, las frases más transgresoras eran las que más divertían y que todavía recuerda la gente. Recuerdo que a una chica le dije que era fea, pero no de belleza rara, sino que parecía que le habían echado ácido a la cara. Mauricio Colmenero tiene grandes perlas.
¿Volvería a ‘Aída’?
–Mauricio Colmenero es un personaje al que adoro. No me importaría seguir haciendo ese personaje si lo pudiera compaginar con otros trabajos. En algún momento se planteó hacer cinco o seis capítulos al año de ‘Aída’ y nunca se sabe.
¿Abriría alguna vez un ‘Bar Reynolds’?
–Igual abriría un ‘Bar Reynolds’ en Huelva o en Punta Umbría, donde siempre veraneo. La verdad que no ha pasado mucho por mi cabeza pero no estaría nada mal. Paseo mucho por Punta Umbría y todas las terrazas siempre están llenas.