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Visto bueno de la ciencia a la avispa descubierta en Jerez

La revista ?Annales de la Société Entomologique? de France publica el trabajo desarrollado

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  • Sánchez firma el mismo junto a los expertos que han ratificado que es una nueva especie
El descubrimiento de una nueva especie de avispa de las agallas por el biólogo jerezano Íñigo Sánchez hace casi cuatro años, dentro de un proyecto sobre conservación ambiental en el Jerez Rural financiado con fondos Proder, es  ya oficial para la ciencia, después de que el último número de la revista Annales de la Société Entomologique de France haya publicado el trabajo en el que se explican los detalles de por qué se trata de una especie diferente.

La publicación en este prestigioso medio se suele entender como el reconocimiento oficial ya que en ella el descubridor y quienes avalan su trabajo explican el mismo con la complacencia de la Sociedad Entomológica de Francia, institución que, de este modo, respalda el descubrimiento.

Íñigo Sánchez, biólogo del Zoo de Jerez, suscribe el artículo (de trece páginas) junto a José Luis Nieves Aldrey y José Francisco Gómez, del Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC), departamento de Biodiversidad y Biología Evolutiva; y Bruno Massa, del departamento Senfimizo, Entomología, Acarología and Zoología de Palermo, en Italia.

Un hecho trascendente

En declaraciones a este periódico el descubridor de la avispa, Íñigo Sánchez, explicó el 13 de marzo del pasado año que en el transcurso de las investigaciones de campo realizadas para el proyecto de Conservación Ambiental del Medio Rural él mismo había encontrado esa nueva especie de avispa que provoca agallas, que son estructuras de tipo tumoral inducidas por insectos que crecen en las plantas como respuesta de estas a la presencia de un parásito en ellas. Las agallas no son más que un crecimiento anómalo del tejido que intenta aislar el ataque.
   
Pues bien, Íñigo Sánchez localizó el verano de 2004 sobre una planta bastante común en zonas de campiña, Picris echioides (una herbácea cuyo nombre genérico significa amargo y echioides hace referencia a los pelos rígidos que cubren las hojas), una agalla que le llamó la atención por no haberla visto descrita nunca.

Tras recogerla y llevársela a su casa, la depositó en una caja de cartón, proporcionándole artificialmente las condiciones que requería para esperar a que saliera el insecto. Entretanto, Íñigo Sánchez buscó bibliografia que describiese la presencia de agallas en esta especie de herbácea, no encontrando nada escrito.
A los dos meses, aproximadamente, salió la avispa y decidió conservarla en alcohol.

Inmediatamente después contactó con el, probablemente, mayor experto en este tipo de insectos,  José Luis Nieves, que trabaja en Madrid en el Museo de Ciencias Naturales, quien le confirmó que, efectivamente, no había nada escrito sobre este tipo de agallas y quien se interesó vivamente por el asunto, desplazándose a Jerez para profundizar en la investigación, recogiéndose más muestras y enviándose los ejemplares de larvas y avispas adultas al museo, a Madrid, para su comparación con otras especies de avispas de las agallas.

Cabe destacar, finalmente, que estudios posteriores relativos a la nueva avispa han permitido localizar a la misma en varios lugares más, tanto en la provincia de Cádiz como en el Algarve.

En relación con este asunto, la delegada de Medio Ambiente y Sostenibilidad, África Becerra, agradeció a Íñigo Sánchez, biólogo conservador del Zoobotánico de Jerez, la importante labor de investigación que constantemente lleva a cabo.

El aludido, en declaraciones ayer a este medio, se mostró muy satisfecho de que, por fin, tras una larga espera haya visto la luz este artículo que recoge unos de sus trabajos de investigación, que no será el único en cuanto a descubrimiento de nuevas especies de insectos.

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