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San Fernando

"La insulina te da la vida. Pero la vida es mucho más que la insulina"

Unidos por la Diabetes viene a cubrir lo que ningún sistema de salud público o privado cubre, el calor humano, la mano amiga, el consejo a tiempo...

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La insulina da la vida, pero la vida no es sólo la insulina. Ese es un principio básico en las personas con diabetes, tanto las que padece la de tipo 1 como las que padecen la de tipo 2. Esa es la razón principal de que haya nacido en San Fernando una asociación que ya existe en muchos lugares de España e incluso cuenta con una federación, Unidos por la Diabetes-San Fernando, cuya cabeza visible en la entrevista concedida a los medios de esta casa es Yolanda Jiménez y Milagros  García. La primera es madre de un joven de 14 años con diabetes. La segunda es diabética desde hace 25 años.

Para empezar, la diabetes no surge por hartarse de azúcar, que es algo que tiene otras consecuencias incluso más graves porque todos los excesos se pagan. Y luego, lo principal: la diabetes no la sufren sólo los enfermos, sino sus familiares, tanto en los casos en los que los enfermos son menores, a veces niños que es el caso de los afectados por la diabetes de tipo 1, como las personas a las que se les presenta ya mayores. Por cierto que en el argot médico se les llama debutantes, un nombre poco afortunado para quien conoce que es diabético.

En el caso de las personas con hijos a su cargo, la pensión que supone viene de tener bajo su tutela a una criatura que en los casos de menos edad se encuentra completamente indefensa ante la enfermedad, dependiente de los padres para que les apliquen la insulina y controlen las dietas.

Todavía hay casos más complicados en personas de corta edad. Los adolescentes, que unen la enfermedad a los problemas propios de esa etapa de la vida y que todos los padres han soportado. Sencillamente porque a esas edades los chavales están sin terminar –físicamente hablando- y sus reacciones pueden ser perjudiciales para el estricto control de la enfermedad.

Por la diabetes es sobre todo eso. Control, disciplina, respetar las dosis, las comidas, los pinchazos. Limita, obviamente, la vida de las personas, máxime la de los adolescentes que se ven en cierto modo disminuidos con respecto a la libertad de la que gozan otros compañeros, apurados por su mal cuando la relación es con persona de distinto sexo…

Las madres que con otros hijos han sido capaces de dormir cuando los jóvenes salen los fines de semana, con éstos no son capaces porque saben que están expuestos a muchas cosas, que puede hacer las cosas mal aunque hasta el momento todo lo hayan hecho bien.

Las personas mayores con diabetes tiene que seguir las mismas pautas, pero igualmente no sólo lo sufren ellas. También los familiares, toda aquella persona que las quiere, obviamente. Pero lo llevan mejor en cierto modo; peor en otro. La conciencia de que está enfermo es más asimilable en una persona mayor, pero la diabetes no es sólo un problema entre la insulina y el organismo. Es una enfermedad sistémica y como tal va propagándose por el organismo, por la vista, el corazón, las articulaciones…

Nadie está capacitado para verse cada vez peor y saber que no hay remedio. Nadie. Ni los santos. Todos saben que al menor problema puede llegar una nueva complicación, que relajarse es comprar boletos para una rifa en la que no toca nada bueno.

La insulina da la vida. Es verdad. Pero la vida no es sólo la insulina. Las personas con diabetes no pueden estar llamando constantemente al endocrino –que por cierto, últimamente cambian los especialistas de una semana para otra, lo que no es bueno para la confianza entre paciente y medico, más que el paciente confíe en su médico que al revés- ni puede pegarse al Google cada vez que tienen un problema.

La Asociación Unidos por la Diabetes es la que viene a cubrir ese hueco, el de la comunicación entre personas con el mismo problema, el bienestar que supone contar lo que te ocurre, lo que te preocupa, lo que temes…

Bien es cierto que eso es bueno para todo, no sólo para las personas con diabetes. Contar las cosas libera y tener a quien contarlas es un tesoro. En este caso quienes forman Unidos por la Diabetes-San Fernando tienen la ventaja –cada vez más ventajas porque cada vez son más- de tener al otro lado del teléfono a esa persona que te entenderá a perfección porque tiene lo mismo que tú; que te ofrecerá la ayuda exacta que necesitas porque ella la necesitó; que te aclarará la duda que tienes porque ella la tuvo.

Hay asociaciones que nacen para paliar las deficiencias del sistema público de salud y San Fernando es un buen ejemplo de ello. Upace, Alzheimer, Párkison, ADAB… pero ningún sistema público o privado sanitario cubre el calor humano, la palabra exacta en el momento exacto, el apoyo con un café delante en la sede que han abierto o incluso ver que no están solos, ni solas, que hasta tienen un perfil de Facebook donde se sienten acompañados.

Ahora, siempre adelante, quieren poner en marcha un programa de formadores para asistir a las personas de la asociación e incluso ya se hacen eco de las reclamaciones de otras entidades similares de Sevilla y Málaga, donde para colmo de males, las agujas son de mala calidad e incluso se rompen al pinchar.  Con ello comienzan a adentrarse en algo más grande de lo que nació hace poco tiempo, de una preocupación de madres y enfermos. Es el germen de una entidad a la que se puede llamar a la puerta y encontrar una mano amiga que te haga pasar, te ofrezca una silla y una taza de café.

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