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San Fernando

De un hospital fantasma a cada vez más fantasmas diciendo lo que no es

El Hospital de San Carlos se va llenando de contenido y en los dos últimos años cuanta con una docena de nuevos servicios para los pacientes.

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“Señal de que cabalgamos”. Lo dijo en su día el consejero de Presidencia de la Junta de Andalucía, Manuel Jiménez Barrios cuando firmó la cesión del Hospital San Carlos a la Junta por parte del Ministerio de Defensa.

Lo han dicho luego el delegado del Gobierno de la Junta en Cádiz, Fernando López Gil y otros responsables sanitarios, que el Hospital no se iba a llenar de contenido en un mes o dos.

Ni siquiera se han atrevido a dar fechas de cuándo se instalará un servicio u otro, ni hoja de ruta demandada por la oposición y por colectivos. Siempre dicen que se hará en función de la disponibilidad económica y aunque no lo digan, también se hace en función de las deficiencias del Hospital Puerta del Mar, demasiado pequeño ya.


Pero dos años después de la firma pueden decirlo. “Cabalgamos”. Desde aquella firma a la actualidad se han puesto en marcha servicios como el de Rehabilitación, Hospital de Día de Hematología y el registro auxiliar que evita desplazamientos a Cádiz para realizar cualquier trámite administrativo relacionado con el centro.

También se trasladó la Unidad de Salud Mental, que estaba en el Centro de Salud Pece Casas, a su emplazamiento natural, porque se trata de una especialidad hospitalaria y se ha abierto el Área de Exploraciones Digestivas.

A esto se suma el Área de Dermatología, el Hospital Médico Polivalente, dos nuevos quirófanos de Cirugía Mayor Ambulatoria, por lo que ya hay cinco y se han abierto dos plantas de hospitalización con 44 habitaciones.

En el mes de diciembre llegó el TAC, que tuvo un coste de 360.000 euros y el Mamógrafo digital un mes después, con una inversión de 200.000 euros. La Radiografía infantil se instaló en enero con un coste de 300.000 euros y las Urgencias, ese caballo de batalla de la sociedad isleña, iniciaron las obras en febrero.

Si se pregunta directamente en el centro, a trabajadores, coinciden en que hay más movimiento que el que parece desde fuera, aunque no haya hoja de ruta, ni plazos. Y el balance de estos dos años lo corrobora.

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