La ONU demandó el establecimiento de una pausa semanal de 48 horas en los combates que se desarrollan en la ciudad siria de Alepo para permitir la entrega de asistencia humanitaria a la población atrapada en el este de la localidad.
"La comunidad internacional no puede permitir que Alepo oriental se convierta en una más, y la más grande, de las áreas sitiadas", dijo el jefe humanitario de Naciones Unidas, Stephen O'Brien, ante el Consejo de Seguridad.
O'Brien llamó a los quince miembros del Consejo a respaldar la idea de la tregua y destacó la necesidad de actuar inmediatamente para que unas 250.000 personas atrapadas tras las líneas del frente puedan acceder a la ayuda.
Las hostilidades en Alepo se han recrudecido en las últimas semanas, cuando el ejército sirio ha logrado cortar el llamado camino de Castelo, la única vía de suministros que quedaba para los barrios del este de la población, bajo control de grupos armados opositores.
Según dijo hoy O'Brien, desde el pasado 7 de julio los movimientos civiles, comerciales y humanitarios desde y hacia el este de Alepo se han detenido totalmente como consecuencia de las hostilidades.
Entre medias, los combates han matado ha multitud de personas y herido a cientos y, en varias ocasiones, han golpeado a hospitales y otras instalaciones médicas.
En lugar de discutir el asunto a puerta cerrada como hace habitualmente, el Consejo de Seguridad inició tras la comparecencia de O'Brien un debate público.
Entre los primeros en intervenir estuvieron los embajadores del Reino Unido, Matthew Rycroft, y de Francia, François Delattre, que respaldaron el llamamiento a la tregua en Alepo.
"No podemos dejar que se instale un sitio en Alepo sin reaccionar", dijo Delattre, que se refirió a la mayor ciudad del norte de Siria como una localidad "mártir" y la comparó con Sarajevo en la guerra de Bosnia.
