El Carapalo se planta con un lavadero que escamonda todos los males de la ciudad a base de papelillos desde una pila que sabe a 3x4 antiguo y clásico.
La veteranía del grupo, con muchos carnavales a sus espaldas, canta en su primer pasodoble evocando la alegría de volver a cantar nuevamente en el Falla. Se felicita de “la madre que lo parió”, responsable de estar sobre las tablas en un Concurso más.
En el segundo se acuerdan de los políticos y de los bancos de alimentos que gracias a ellos pueden comer. Avisa a Kichi que como lo coja “lo exprimo”.