Es sencillo acudir a los tópicos cuando la pelotita no entra. Unos que dicen que no fue peor que su rival. Otros que señalan que su mejor futbolista no pudo disputar ni un solo minuto. Algunos culpan al árbitro. Y otros que apuntan a los fichajes catalogándolos de mediocres... Es un largo etcétera que comienza a hastiar al aficionado de un Sevilla confeccionado para pelear este año por cosas grandes y que no deja de perder puntos lejos de Nervión.
Quizás por ello las miradas deban apuntar hacia otra dirección o reflexionar sobre un situación muy delicada con otro tipo de prisma. Ahora lo sencillo es dictaminar que el Sevilla está obligado a fichar en enero, cuando hace apenas tres meses todos coincidían en que este plantel no difería mucho sobre el mejor Sevilla de la historia, que todos sabemos cual fue. Pues quizás en ese vestuario esté el problema y a pesar de su alargado crédito hay que recordar que nada ni nadie es eterno.
Unai Emery no está dando con la tecla. Apenas juega al fútbol y lo que es peor, demuestra grandes virtudes ante el escaparate de los “grandes” y parece olvidarse de ello cuando verdaderamente se cuecen las habas. En el seno de ese vestuario tiene al plantel desconcertado con algunas acciones y decisiones que a veces sólo entiende él. Quziás por ello ni los propios futbolistas sepan exponer las lecciones del catedrático. No quita que en su trayectoria haya demostrado más que de sobra su validez, además aquí lo ha refrendado con dos títulos, pero en Valencia, por ejemplo, no lo aguantaron más de tres años y tal vez aquí discurra por los derroteros. Y hablando de los che, en la capital del Turia vienen pidiendo la dimisión de su técnico Nuno hace algunas semanas y eso que le sacan cuatro puntos al Sevilla en Liga y las tienen consigo en Champions para pasar a octavos, a pesar de la diferencia entre rivales.
Es hora de reflexionar. Es momento de valorar las diferentes situaciones antes de que no exista la solución adecuada. Al menos, así lo creen en la planta noble del Ramón Sánchez Pizjuán que, a pesar de la confianza plena expuesta sobre el técnico de Hondarribia, comienzan a no esconder su descontento tras un paupérrimo arranque de temporada en lo que refiere a los puntos, pero sobre todo al juego. Monchi, principal postor en la continuidad de Emery, se habría incluso reunido con el vasco tras la última derrota en Anoeta para analizar la situación del equipo y las posibles soluciones.
Para el de San Fernando, estas no están en el mercado invernal, más allá de algún matiz que evidentemente es mejorable como el lateral derecho o el eje de la zaga, siempre y cuando Carriço acumule más semanas de baja. El camino certero está en volver a tomar las riendas de un vestuario internamente disuelto debido a la vicisitudes del propio entrenador. Fue lo que sucedió hace ahora dos años y lo que mantuvo durante toda la campaña pasada. Ahora, antes de pensar en fichajes la misión es reflexionar.