El futuro de los puertos andaluces es uno de los temas que se están analizando en el seno de CiviSur, la Unión Cívica del Sur de España, y para el exalcalde de Sevilla y uno de sus copresidentes, Manuel del Valle Arévalo, la Zona Franca de Sevilla puede tener su futuro en ser “puerto seco”, cuestionando que con la esclusa se hayan puesto primero “los muebles y, después, el piso”.
Ésta es una de las reflexiones realizadas por Manuel del Valle en una entrevista en Ondaluz Sevilla Televisión centrada en la iniciativa de la sociedad civil para articular un eje Sevilla-Málaga que supere localismos y ponga en común proyectos beneficiosos para ambas ciudades.
Del Valle apuntó que técnicos de ambas ciudades están estudiando cuáles son los proyectos que tendrían viabilidad, con el objetivo de que a finales de septiembre se presenten a la sociedad civil y a las administraciones para que las tomen en consideración y decidan si las ponen o no en marcha.
Sin adelantar proyectos puesto que algunos podrían ser desechados en ese análisis, Del Valle sí adelantó que se refieren a los ámbitos cultural y de infraestructuras. Entre ellos está el futuro de los puertos andaluces. Según el exalcalde, el único puerto de entrada de mercancías es Algeciras y “Sevilla todavía está por ver si se puede mantener”.
Puerto seco y esclusa
En este sentido, ha puntualizado que en el puerto hispalense “se han puesto primero los muebles y después el piso” con la esclusa, ya que ésta se realizó sin saber si iban a entrar los buques cuando previamente se debería haber resuelto el dragado en profundidad. “Se ha construido una esclusa para que entren más cómodamente los barcos que ya entraban”, decía, recordando que serán las compañías navieras, con la lógica pura y dura del mercado, las que decidan “entrar en Sevilla con su carga o dejarla en otro puerto”.
Al hilo de esto, el futuro de la Zona Franca lo ve Del Valle en ser “puerto seco”, recibiendo las mercancías a través del avión o del ferrocarril, reiterando que este aspecto es uno de los que analizan los técnicos de CiviSur.
En cuanto a las infraestructuras y preguntado por el Metro, Del Valle ha apoyado la reactivación de las líneas pendientes en la capital al ser un medio de transporte “limpio, cómodo y seguro”, aunque sí ha reflexionado que “hay que pensar si hay dinero o no hay”, porque la única forma de financiarlo es a través de los impuestos.
“Si queremos hacer ciudades sostenibles hay que pensar”, apuntaba el exedil socialista, para recordar que la política es “elaborar un presupuesto todos los años y gastarlo, porque hay algunos que no lo gastan y eso es ser un mal político”.
En el ámbito cultural, aunque comparada con Málaga “a Sevilla le sobra mirarse el ombligo”, ha querido poner en valor todas las ciudades medias que están en el eje Sevilla-Málaga, como Antequera y Osuna, que tienen que tener su “oportunidad” e integrarlas en ese circuito.
Del Valle también quiso poner en valor el trabajo de la sociedad “pura y dura” que conforma CiviSur y que llevaba trabajando año y medio “en la clandestinidad” antes de que se constituyeran en sociedad y se presentaran públicamente. “Son profesionales de primer nivel” que quieren aportar sus ideas y que sean las instituciones las que decidan si las ponen en marcha o no.
“El privado plantea la idea y si es buena, el funcionario la hace. Si es de una administración, puede que colisione con otros intereses”, decía Del Valle, para señalar que “hay que empezar a ignorar, que no olvidar, cosas que puedan desunir”, centrándose en lo que tenga viabilidad.
El exilio antes que volver a la política
Del Valle tiene claro que su activismo no está reñido con estar fuera de la política e incluso se exiliaría a Francia si le pidiesen volver.
Asegura que los movimientos sociales siempre han asaltado la política, pero que ahora que se desconfía de los partidos se corre el peligro de que esos movimientos se conviertan en partidos o que esa conjunción de ideas o intereses estallen más pronto que tarde.
Sobre la situación actual en el Ayuntamiento, recuerda que él gobernó en minoría, confía en el temple de Juan Espadas y cree que se le plantearán problemas. En su época, la amistad, que no connivencia, facilitaba las cosas. “Ahora, no sé si eso sería posible”
