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"Testificar era llevarse las manos a los testículos, y ahí se lo jugaban"

Francisco Melero Mora, profesor e inspector de Educación, defiende la lectura y el conocimiento de la lengua como vehículo transversal para todas las demás asignaturas.

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Licenciado en Filología Hispánica, durante muchos años profesor de Latín, una lengua que conoce a la perfección y que “usa” para desentrañar el devenir de las palabras que se hablan hoy en día.

Actualmente inspector de Educación en la zona del Campo de Gibraltar. Articulista con marchamo propio, como el jamón bien curado, se despacha a gusto desde la libertad que le otorga su ‘locura’ , porque El loco de la salina se ha convertido en un instrumento para confundir la locura con la supuesta cordura de muchos.

Le tocaba venir a esta casa y vino y de hecho viene todas las semanas con su artículo de opinión, salvo que esté en ‘tratamiento’, que ya se sabe que en un manicomio hay que cuidarse y vivir la otra vida que a veces dejan vivir. Y carnavalero. Corista por los cuatro costados. En la reserva, como el buen vino, pero sin perder el norte de lo que se cuece. De hecho, este sábado ofreció el pregón del carnaval del Círculo de Artes y Oficios.

Pero sobre todo un hombre preocupado por lo que es algo más que su trabajo, que no se quiere hacer viejo y que sabe mejor que muchos que la educación es algo más que aprender materias; son los cimientos de una sociedad que se resiente demasiado cuando no los tiene.

-Yo me acuerdo de cuando era chico y llegaba el inspector al colegio y los profesores se ponían muy nerviosos. Y los inspectores incluso nos hacían preguntas a ver cómo aprendíamos o cómo nos enseñaban.
-La verdad es que hoy se siguen poniendo nerviosos. Yo he sido profesor, y maestro antes y cuando una persona ajena entra en tu clase produce cierto nerviosismo que después se va difuminando porque uno no es el coco que va allí a fusilar, sino a comprobar que las cosas funcionen bien.

-El nivel de la educación se ve que está bajando y se ve a simple vista, en la conversación de cualquier chaval, la falta de vocabulario, de propiedad al explicar las cosas.
-Sin meternos en la escritura.

-Sin meternos en la escritura. En mis tiempos se estudiaba vocabulario de español.
-Yo comprendo que los tiempos cambian. Hoy se vive a una mayor velocidad, la tecnología ha aportado una serie de medios que son muy valiosos, pero unos medios que mal utilizados, sin una base, llega un momento en que están diciendo por ahí que a los niños en vez de ponerle en la mano un libro, se les ponga un teclado.

-Eso está ocurriendo en Finlandia, que dicen que quieren dejar de enseñar a escribir a mano porque ya no se usa. ¿Si se encuentran en una isla desierta y ven pasar un avión que los pueda rescatar, como escriben el SOS?
-No sabrían hacerlo.

-Pero posiblemente ese sea el futuro aunque nos extrañe, porque en mis tiempos se estudiaba latín y griego, que lo quitaron y no lo comprendemos los que sabemos la importancia que tiene, sobre todo en un trabajo como el mío que se basa en el idioma. Pero independientemente, los cambios de sistemas de enseñanza hoy en día están volviendo locos tanto a los profesores como a los alumnos…
-No se ha entendido, a todos los niveles, la fundamentación que tiene el latín. En los institutos se ha estudiado un latín más asequible al alumno y poníamos La guerra de las Galias, de Julio César, Virgilio con la Eneida en COU, Tito Livio… Lo que se contaban eran muchas batallas y la gente identifica el latín con las batallas y también con la cultura que ha transmitido la Iglesia Católica a través de los siglos, cuyo principal mérito ha sido, precisamente, conservar las raíces latinas y la lengua latina. No hay que olvidar que hasta Marx escribe en latín en el siglo XIX, y Descartes… Estamos hablando que hasta remontado el siglo XVIII se ha estado escribiendo en latín. La Iglesia es verdad que ha tenido el mérito de conservar eso, pero también es verdad que la gente ha identificado el latín con los curas y nada más ajeno a la realidad. El que conozca la lengua latina y a los grandes autores latinos, no tiene nada que ver el atún con el betún. El latín es otra cosa y cuando la gente dice que es una lengua muerta, que no se habla… Pero es que es la base de la lengua castellana, que lo que hoy hablamos es un latín evolucionado y es bueno que conozcamos eso porque nos da mucha luz la etimología de las palabras. Es una pasión que yo tengo. Estudio mucho la etimología, de dónde viene, por qué, qué sentido le da a las palabras, qué sentido han cogido a través del tiempo… y te encuentras grandes sorpresas.

-Yo escuché una conferencia tuya y me surgido la duda de si hacerte una entrevista o ponerte las cámaras para que hablar tú solo sobre el latín.
-Hoy me he acordado de una palabra que me ha hecho mucha gracia, testificar. Antiguamente, los romanos se llevan las manos a sus partes poniendo como testigos a sus testículos, se lo jugaban ahí. Y eso es testificar, jugarse lo que más sagrado es en el hombre. Hay muchos orígenes de palabras que desconocemos y que en el campo de la enseñanza es para dar una conferencia muy larga. Alumno, alo, alimentar. Cómo el profesorado debe alimentar a los alumnos y ese alimento tiene que ser variado, bien cocinado… Aparece toda una simbología a través de una palabra.

-Teniendo en cuenta además que vivimos en una Europa en la que quitando la parte germánica todas son lenguas derivadas del latín. Tener unos conocimientos de latín sirve para comprender mejor otros idiomas de la misma raíz.
-Portugués, francés, italiano, gallego, rumano… Una cantidad de idiomas que vienen de la misma lengua, aunque es verdad que hay raíces comunes de una lengua anterior a la que llaman indoeuropeo. Yo no voy a llegar hasta ahí, pero conocer una base latina, que no es una base anquilosada sino que la hemos ido evolucionando en el tiempo… Hay un libro de un alemán, que se llama El latín ha muerto, viva el latín, en el que distingue lo que es el latín clásico que se quedó estancando en la obra de todos los grandes autores latinos y el latin vulgaris, que no significa que sea un latín vulgar macarrónico, sino el latín que nosotros estamos utilizando a través de unas derivaciones que han sido distintas en Francia, en Portugal, en Italia porque las palabras han evolucionado de una forma distinta.

-Me decías antes que el latín se ha identificado con la Iglesia, con los curas… ¿Eso ha podido dar lugar a que los cambios de gobiernos hayan actuado por motivos políticos a la hora de dejar a un lado el latín?
-Yo creo que no. Ha sido porque se le ha visto como un armario viejo que no sirve para nada. Y eso ha sido un gran error porque da origen a lo que está pasando, que no hay una preocupación por la lengua que además es el instrumento que más utilizamos, desde que nos levantamos estamos hablando. ¿Qué menos que conozcamos las raíces? El que utiliza un instrumento en la construcción tiene que saber de qué está hecho, cómo es. Pero aquí no. A la lengua no se le da importancia cuando además es la base de las matemáticas. El que no lea bien un problema ya se sabe lo que pasa. Yo considero que en el terreno de la enseñanza habría que conseguir –no sé en qué tiempo- que el alumno que salga de sexto de Primaria tiene que haber conseguido cuatro metas muy claras. Primero, velocidad lectora. Eso está estudiado, no es nada nuevo, en cada nivel hay un número de palabras que tiene que leer un alumno. Eso hay que controlarlo y seguirlo. Después viene la comprensión lectora, saber qué pone allí, saber resumir una idea. Luego la expresión escrita, ¡qué menos que el niño no escriba como una alambrada!  Y después viene la expresión oral, que sepa explicar algo. Consiguiendo esas cuatro cosas en un alumno de sexto, date por satisfecho porque va a ser bueno en matemáticas, en física, en química y en todo, porque va a leer los problemas antes, los va a comprender antes, los va a escribir antes y va a saber expresarlo.

-¿Qué ocurrido para que se haya abandonado tanto ese instrumento?
-La dejadez, en no centrarse en lo verdaderamente importante. Y lo verdaderamente importante es Lengua y Matemáticas, sobre todo Lengua que es la más transversal porque está en todas, las engloba a todas. Tiene que haber una preocupación ahí. A mí me parece muy bien el día de la paz, el día de la pizarra y el día de la tiza, pero lo otro es fundamental y hay que estar insistiendo continuamente. Esto no lo digo yo, pero a la lectura se le está dando importancia ahora a nivel de papeles, de decretos. Conozco centros en los que hay una preocupación extraordinaria por la lectura y les digo a los profesores que los dejen leer. ¿Hay un alumno que va más lento? Pues hay que corregirlo como sea. O los padres tienen que echar un cable, o hay que darle un refuerzo mayor… Pero no podemos ir dejándolos porque esos son alumnos que después ya están perdidos para todo. Y mientras no haya esa preocupación por la lectura vamos a fracasar escolarmente en todo. Seguro.

-Cada vez que ha habido una reforma educativa ha habido una queda de los docentes, que no se cuenta con ellos. Tienen además un componente ideológico y político excesivamente grande con el didáctico que debería ser el objetivo.
-Tú lees muchos de los artículos y una vez comenté y sigo pensándolo, que yo votaré a quien me asegure tres cosas. Una de ellas es que se pongan de acuerdo los grandes partidos en los grandes temas del país, que son Educación y Sanidad fundamentalmente. ¿Y qué es ponerse de acuerdo? Pues sentarse y de ahí no sale nadie hasta que se llegue a un acuerdo. Y hagamos una ley que dure 200 años, a ser posible. Lo que no puede ser es que cada tres años vaya cambiando, ahora quito lo que tú has puesto… El profesorado entra en una dinámica de escepticismo porque es tal apabullamiento de papeles que llega un momento en que pasa, que se pongan de acuerdo esa gente y aclaren las ideas.

-Escepticismo, depresiones y de todo.
-El profesorado hace lo que puede y hay un nivel aceptable, pero hay que fijarse mejor las metas, qué queremos conseguir. En cuanto a contar con los profesores, todos los años se jubilan 200, aproximadamente, en Cádiz. Se les reúne y se les da un bolígrafo y una medallita. Estupendo. Precisamente las raíces latinas te dan a entender que el Senado era propio de los senes, de la senectud, de los ancianos porque era la gente que tenía experiencia que aportar. ¿Qué aporta hoy el señor que se jubila? Cero. ¿Se cuenta con ellos? Cero. Entonces aquellos que podían aportar una experiencia no la pueden aportar cuando habría que contar con toda esa cantidad de profesores que incluso muchos de ellos estarían orgullosos de colaborar.

-¿Los recortes en Educación están influyendo todavía más en la situación?
-Los recortes influyen a la baja en cualquier nivel, lo que no quiere decir que a veces se pueda hacer más con menos. En el tema de la ratio. No significa que un profesor por tener veinte alumnos va a hacer más que si tuviera treinta. Un buen profesor puede hacer más con treinta que uno malo con diez. Eso lo veo yo todos los días y hay profesores ante los que hay que quitarse el sombrero, tenga los alumnos que tenga. Y se defiende la teoría de que a más ratio… Yo no voy a entrar en eso. Pero si hay menos alumnos los puede atender mejor, siempre y cuando el profesor tenga una dedicación a esos alumnos, que los hay. Luego hay otros que son más dejados. Como en todas las profesiones, hay de todo.

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