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Huelva

Antropólogos dicen que madre e hijo murieron forma violenta y fueron decapitados

En el juicio que celebra la Sección Tercera de la Audiencia de Huelva contra Genaro Ramallo por el doble crimen de Almonaster

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La antropóloga de la Policía Científica que desenterró los cuerpos de María del Camen Espejo y su hijo de 10 años en el interior de un pozo de una finca de Almonaster en septiembre de 2011 ha concluido que ambos murieron de forma violenta y que fueron decapitados.

Durante su comparecencia en el juicio que celebra la Sección Tercera de la Audiencia de Huelva contra Genaro Ramallo, único acusado por estas muertes, que tuvieron lugar en 1993, ha estado acompañada por otra técnica que colaboró en la realización de los informes.

Ha precisado que parte del cuerpo de la fallecida se encontró envuelto en un "bulto mortuorio" realizado "de manera descuidada y anárquica" tras el que se localizó una bolsa de plástico cerrada con un cordón en cuyo interior se halló su cabeza.

El del niño se encontró más abajo, sin cabeza, en el interior de un saco de dormir cerrado, e iba provisto de camiseta de manga corta, pantalón corto y calcetines, lo que le hace pensar que fallecieron en verano.

Además de los restos óseos en el interior del pozo encontraron una bolsa con una camisa "muy arrugada", unos fragmentos de un libro infantil y una cajita azul, además de unas bragas con unas cintas azules, unos leggins de licra "deteriorados y manchados", jeringuillas, un látigo, cuatro blister de pastillas, tres de valium 10 y otro no identificable, y un quinto de ampollas que tampoco se supo que era.

Junto a esto, tres pares de zapatos, unos de ellos femeninos, unas esposas con pelusa rosa, una hoja de cuchillo de dos filos que le faltaba la punta y las cachas y un mechero.

Analizados los restos, ambas antropólogas concluyeron que estas dos personas murieron de forma "violenta" en la finca y que sus cuerpos fueron arrojados al pozo "de forma irregular y con prisas justo después de matarlos o poco después", descartando que los huesos se hubieran podido arrojar allí una vez esqueletizados.

Además, han apuntado que los dos húmeros correspondientes a la fallecida presentaban dos fracturas que son compatibles con movimientos de defensa o bien se podían haber producido durante el enterramiento.

La teoría de estas antropólogas ha sido rebatida por los expertos en Medicina Legal propuestos por la defensa, quienes mantienen que por la forma en que fueron apareciendo los huesos los cuerpos "se pudrieron en otro lugar y que allí se arrojaron unos esqueletos óseos", además de no confirmar si la muerte de ambos fue o no de forma violenta.

También han puesto en cuestión la fecha de la muerte, pues mantienen que un cuerpo, a la intemperie, puede esqueletizarse en menos de cinco años, y han precisado que "hay un punto de controversia importantísimo que es la edad del niño", ya que la posibilidad de que contara con un segundo molar lo acerca más a los 12 años que a los 10 que tenía cuando desapareció.

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