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Sevilla

Ha muerto Eduardo Ybarra, humanista sevillano del siglo XX

Cruzarse con él a mediodía por la calle Sierpes o ver su rostro bondadoso sonreír ante un saludo amistoso fue un lujo que disfrutaron los sevillanos

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  • Eduardo Ybarra -

AAcaba de fallecer Eduardo Ybarra Hidalgo (Sevilla, 4 de agosto de 1923-14 de enero de 2014), que mantuvo con renovada ilusión la biblioteca heredada de su padre y que éste heredó del suyo. Era Caballero de Malta, Caballero Comendador de la Orden Pontificia de San Gregorio Magno y maestrante de Sevilla. Había nacido en la calle Miguel Mañara,   número 3, y estaba casado con María Antonia Mencos Armero,  con la que tuvo trece hijos.

Han sido tres generaciones de Ybarra los que han mantenido el tesoro bibliográfico sevillano privado más importante de la ciudad, ubicado en la casa solariega de la calle San Vicente, número 51, único vestigio de aquellos tiempos decimonónicos en que los próceres locales ofrecían sus bibliotecas a los investigadores y a los visitantes ilustres. Una actividad cultural que recientemente ha sido recordada en la Real Academia Sevillana de Buenas Letras con el homenaje al duque de T’Serclae y su hermano el marqués de Jerez de los Caballeros. Fueron los casos de bibliógrafos como Francisco de Borja Palomo, del duque de T’Serclae, del barón de Sabasona, y no digamos el marqués de Jerez de los Caballeros, que poseía una de la bibliotecas clásicas más completas de España. Y del primer tercio del siglo XX, fueron valiosas las bibliotecas de Luis Montoto Rautenstrauch, Francisco Rodríguez Marín, Antonio Collantes de Terán, Manuel Gómez Imaz, del marqués de la Motilla, de la condesa de Lebrija, del conde de Colombí, de Luis Toro Buiza, de Gabriel Sánchez de la Cuesta y otros.

Eduardo Ybarra Hidalgo reúne en su biografía numerosas cualidades, que le vinculan a aquellos próceres sevillanos, por su apellido,  sus estudios, sus actividades profesionales como abogado, académico, investigador y escritor con numerosas y valiosas publicaciones, pero sobre todo por sus inquietudes sociales y religiosas, que se resumen en un talante humanista y comprometidos con todas las buenas causas.

Puede decirse que Eduardo Ybarra Hidalgo ha hecho honor a sus raíces y ha ejercido las responsabilidades sociales y cívicas que le competían, por la alcurnia de su familia, por su formación, por su fe religiosa y por su capacidad de gestión. Cruzarse con él a mediodía por la calle Sierpes, o verle orar ante el Nazareno del Silencio, o ver su rostro bondadoso sonreír correspondiendo al saludo amistoso, fue un lujo que disfrutaron los sevillanos.

Cursó el bachillerato en el Colegio del Sagrado Corazón de María, de la Compañía de Jesús, en  la calle Pajaritos, y se licenció en Derecho por la Universidad de Sevilla. (1944), donde cursó el Doctorado al año siguiente.

Fue becado para estudios de postgrado en Inglaterra (verano 1948).
Abogado del Ilustre Colegio de Sevilla desde 1945, con placa de 50 años de Colegiación. Fue miembro de su Junta de Gobierno entre 1967-1971. Además de ejercer la abogacía, fue letrado de la Naviera Ybarra y Cía., desde 1949 hasta su jubilación, y también secretario letrado del Consejo de Administración de Hijos de Ybarra, S.A., desde 1972, y Consejero.  Desde 1969 hasta su jubilación fue letrado asesor del Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Sevilla. También fue vicepresidente del Tribunal Provincial de Menores de Sevilla y vicepresidente de la Sociedad Anónima Minera la Hispalense.

Entre sus actividades académicas y sociales, recordamos que desde aabril de 1988, fue académico de número de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras, que dirigió desde abril de 1990 hasta octubre de 1999. Ha sido presidente de la Asociación de Padres de Alumnos del Colegio de la B.V.M Irlandesas, presidente de la Asociación de Padres de Alumnos del Colegio de San Fernando (HH. Maristas), y desde su fundación hasta 1983, presidente del Patronato San Pelayo de disminuidos físicos y psicofísicos. Desde 1972, miembro del Patronato "Yanduri". Secretario del Real Círculo de Labradores, durante la presidencia de Rafael Esquivias Salcedo. Miembro de la primera Junta directiva del Club La Rábida de la Escuela de Estudios Hispano-Americanos. Y socio fundador de Amigos del Museo.

Entre sus numerosas actividades vinculadas a la Iglesia, destacamos la Secretaría del Consejo Diocesano de Hombres de Acción Católica (1954-1956). Director de Caritas Diocesana de Sevilla (1959-1983). Hermano Mayor de la Hermandad de la Santa Caridad (1978-81). Hermano Mayor de la Hermandad de Jesús Nazareno (Silencio) (1984-1990). Secretario de la Gestora de la Hermandad de la Universidad. Y miembro de la comisión redactora de los Estatutos del Consejo de Cofradías (1980). También fue miembro seglar de la Comisión de la primera venida de Juan Pablo II a Sevilla y miembro de la Comisión económica de la segunda visita del mismo Santo Padre. Por último, fue el Comisario de la Exposición del Congreso de Religiosidad Popular, entre enero-noviembre de 1999.

Cuenta con una nutrida bibliografía, en la que destacan obras básicas sobre la historia de Sevilla y de su propia familia.

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