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San Fernando

El cementerio bicentenario que no sucumbió a la epidemia del ladrillo

La presión popular consiguió parar el cierre y el ex concejal González Nantes demostró que era viable incluso con gestión municipal.

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  • Cementerio -

Hay dudas sobre la fecha o baile de cifras, pero lo que está claro es que el Cementerio Municipal de San Fernando va ya por su segundo siglo, lo que no es raro teniendo en cuenta la de cosas que han cumplido esa edad de unos años para acá. Como si casi todo se hubiera hecho casi a la vez.

La delegada de Cementerio, Africa Cuevas, daba el año 1813 como el de su construcción y puesta en funcionamiento, aunque otros estudiosos de la vida y obra de la ciudad de San Fernando apuntan a que fue en los primeros meses de 1804 cuando comenzó a construirse con el proyecto y dirección de obras de Torcuato José Benjumeda y con muchos problemas económicos.

Pero sea este año o hace nueve, lo cierto es que va a ser bicentenario porque los isleños lo han querido, toda vez que los gobernantes anteriores a 2007 tenían la firme intención de procurarle el mismo destino que al cementerio de San José de la capital de la provincia y para mejor beneficio del Cementerio  Mancomunado de la Bahía de Cádiz, Cemabasa.


La gran ofensiva
Es verdad que el camposanto isleño sufre sus achaques y ahora mismo hay varias cuarteladas en ruina y esperando un proyecto de reparación y reconstrucción que se encuentra previo a la licitación y con dinero ya aprobado. Pero de ahí a que esté colmatado va un trecho, sobre todo si se administra convenientemente lo que hay con criterios sostenibles.

Repasando la historia para que no se repita, los andalucistas pusieron en marcha una campaña contra el cementerio municipal dando fechas de meses para su colmatación, en tanto que Cemabasa comenzaba la suya propia ofertando el traslado de los restos al Cementerio Mancomunado, hasta el que se potenciarían los transportes públicos para poder visitar las tumbas de sus deudos.

A todo ello se unía el hecho demostrado de que los antiguos cementerios alivian hacia los acuiferos de la zona, con el riesgo para la salud humana, razón por la que los nuevos cementerios están obligados a impermeabilizar las tumbas.

Pero hasta eso chocaba con lo que decían en el Ayuntamiento sobre los acuíferos de la ciudad cuando regaban con agua potable, que se habían secado porque el cemento de tanta construcción no dejaba que el agua atravesara capa freática alguna y estaban secos.

Eran los años del ladrillo y el solar del cementerio un bocado apetitoso para cualquier promoción, máxime cuando el Gobierno municipal ponía sobre el tapete otro cementerio que se construiría en terrenos cercanos a la Carraca.

No obstante, el fuerte componente sentimental que tiene este tipo de instalaciones  era absolutamente impermeable a los argumentos de los andalucistas y la oposición popular consiguió el objetivo. Y menos mal porque el cementerio que se iba a construir en los terrenos cercanos a la Carraca no contaba con informes vinculantes favorables, por lo que los andalucistas estaban vendiendo la piel del oso antes de cazarlo como les pasó con todo lo que pintaron sobre planos sin consultar previamente con el Ministerio de Defensa, propietario de los suelos.

Esto es, la Ronda Norte que atravesaría la población de San Carlos desde Puente Hierro a la Casería y la Norte-Sur que lo haría desde la Glorieta, todo lo que tuvieron que borrar del Plan General de Ordenación Urbana aprobado prácticamente con lo mínimo debido a los recortes de Costas, Junta, Defensa y los socialistas de San Fernando que supeditaron el voto para la aprobación inicial a que no se pintara nada en Polvorines ni en Camposoto.

González Nantes
A partir de 2007, con los andalucistas de la mano del Partido Popular aunque manteniendo la Alcaldía, un concejal del PP, Alfonso González Nantes, demostró no sólo que el cementerio no estaba colmatado, sino que una buena gestión era capaz de mantenerlo durante muchos años más.

Bajo su delegación y a pesar de no pocas presiones desde una Mancomunidad ya entonces en manos de los populares, se le retiró la concesión a Cemabasa después de demostrarse que tenía uno de los servicios funerarios más caros de España y siguió durante un tiempo bajo gestión municipal hasta su concesión a la actual empresa, Mémora.

Se tiraron cuarteladas en peligro de derrumbe, se construyeron nuevas y hasta se pensó en poner en marcha un columbario para ahorrar espacio y poder asegurar la supervivencia muchos más años.

Ahora ese proyecto tendrá que esperar porque lo prioritario es arreglar los desperfectos ocasionados por los temporales del año pasado. Pero sigue siendo un valor más para seguir manteniendo abierto todo lo posible un cementerio bicentenario.

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