Desde las entrañas de los periódicos digitales se ven cosas que escapan al gran público con todo lujo de detalles, aunque es el gran público el protagonista de ellas. La diferencia es que cada persona ve la realidad por separado y desde el periódico se ve la realidad global, lo que piensan todos por activa o por pasiva y en este caso, por pasiva.
Resulta proverbial cómo a los ciudadanos de San Fernando no llama la atención en absoluto cualquier proyecto municipal, autonómico o nacional que en otras poblaciones sería motivo de discusión e incluso de polémica, generaría opiniones a favor o en contra y en algunos casos incluso generaría ilusión en la sociedad. Máxime en estos tiempos de malas noticias un día sí y otro también.
La respuesta es de libro en el caso de La Isla, una ciudad en la que tras la construcción de Bahía Sur, todos los grandes proyectos que se han presentado como generadores de empleo y riqueza, que se han vendido en unas elecciones tras otras, han resultado un fracaso en el casos de que hayan culminado, y un cementerio de dinero en los casos en los que tales proyectos ni siquiera han sido abiertos al público y se han tragado millones de euros que ahora se echan en falta.
Es pues razonable que las noticias sobre el futuro de los Polvorines, los proyectos para la antigua escuela Janer e incluso el proceso que sigue el Hospital San Carlos no tengan resonancia apenas, más que en los círculos políticos y a todo lo más como campo de batalla de las opiniones interesadas de los opinadores interesados que pululan por los medios digitales y redes sociales.
Ahora se anuncia un proyecto para poner en valor las salinas afectada por el Parque Natural a través de un clúster salinero. Está por ver cómo será recibida por una sociedad acostumbrada al fracaso. Por ejemplo, los de las salinas de la Leocadia o la del ruso que se iba a comer el mundo y de las que ya nadie se acuerda de las inversiones que iban a venir y ahora están en quiebra y en proceso de quiebra.