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Jaén

Nos, los jodidos

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El 41 por ciento de nosotros piensa ya, decididamente, sin titubeos, en dejar de hacer el juego al poder de los bancos y los parlamentos. Los pilares, desde siempre, en España, de la corrupción y el ninguneo excluyente de los desfavorecidos. Corrupción hasta decir basta. El proceder de la casta dominante durante el franquismo convertido en modus operandi, más o menos consentido, entre los que tocan pelo público de finales de 1975 a esta parte. El que esté libre de pecado que tire de la hebra de las comisiones y los sobres bajo cuerda… Acabará asqueado. Del empleado de limpieza al ingeniero de caminos, del concejalete de fiestas al presidente del gobierno. Hasta aquí hemos llegado. No votar, en conciencia, radicalmente, en cuanto se nos presente la primera ocasión. La participación en las venideras elecciones europeas se adivina descorazonadora para los defensores de la prevalencia de las finanzas frente al arte de hacer política.


Coincidencias del funesto destino: es ese el mismo porcentaje de gente nuestra, 41 por ciento, el que quiere trabajar, ansiosamente, y no lo consigue. Dos ingredientes sociológicos que, en la coctelera de Jaén, nos predisponen a las tesis antisistema. Avisados estén los que mandan. Vendrán infinitos vendedores de humo y salvapatrias: partidos minúsculos, comprometidos en esencia con la fe de su fundador, y os moverán la silla antes de que os deis cuenta. Fernández de Moya y Paco Reyes, por citar a los jefecitos de los dos partidos hegemónicos, disponen de una mayoría absoluta falsa, impostada, asentada en una realidad reciente, hace tan solo dos años, que hoy se antoja prehistórica. Pasaron tantas cosas…


El alcalde/presidente José Enrique agota el que podría ser su primer y último mandato. Ni siquiera los 8 años de Aznar: mandar de verdad, al estilo Gabino, ganen o pierdan los tuyos, pero sin ser un proscrito en Sevilla. No sé si me explico. De Moya observa a sus más estrechos colaboradores, los psicoanaliza, los pone a cavilar. Uno, susurran, coló en una selección de personal al marido de su asistenta de hogar, y el detalle no pasó inadvertido al líder. Dicen que, a partir de entonces, lo trata de otra manera. Paco Reyes, también, detesta esas pequeñas miserias que le cuentan en los pueblos sobre rotondas donde se instalan estatuas de artistas, desconocidos hasta ese preciso instante, que luego constituyen un problema de administración para la gestión del pago. Nimiedades si se compara con grandes retos pendientes como la alcaldía de Jaén o posicionarse bien ante la que se avecina en el PSOE. Un terreno donde hoy no juega nadie. Salvo el propio Reyes, moviéndose por Andalucía, y Fernando Calahorro, un pasado que aspira a hacerse presente, aunque –a priori- con poco futuro. Veremos.

Expolivadas

Se apaga el fuego de Expoliva -3 días intensísimos para un sector que se resiste más que el resto, a claudicar-, pero quedan rescoldos.  Mientras Arias Cañete y Planas –hasta Griñán, que ya es decir- teorizan sobre un triunfo en el último minuto -penalti injusto- en la puñetera negociación de la PAC, Antonio Luque pasea palmito tras superar el trámite del Tribunal de Defensa de la Competencia y asegurarse un final de mayo trepidante: asamblea de Hojiblanca y junta general de Deóleo. La ‘operación desembarco’ de una parte de la producción andaluza en uno de los gigantes de la distribución comercial de oro verde, el antiguo Grupo SOS, se materializará el 1 de junio. Luque, así, se erige en el dirigente oleícola español: una buena base para perseverar en el sueño de engullir todo el  aceite de Jaén. Y del mundo mundial. Por lo pronto, Jaencoop e Interóleo Picual Jaén asisten impasibles. Como Olivar de Segura. A verlas venir. Igual que el aceite. A 2,60/2,70€/kilo virgen extra, en origen. Ya subirá.

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