La práctica totalidad de las hermandades de la ciudad centra estos días su actividad en el parque González Hontoria. La Feria del Caballo es sustento económico fundamental para la mayoría de ellas, el modo habitual de cuadrar sus presupuestos anuales. De unos años a esta parte, muchas hermandades han optado por ceder la explotación de sus casetas a profesionales de la hostelería, siguiendo de este modo el modelo habitual del conjunto de caseteros.
Algunas, sin embargo, no pueden permitirse este lujo al encontrarse inmersas en el desarrollo de numerosos proyectos que le obligan a rentabilizar al máximo las posibilidades económicas que brinda la explotación de una caseta. Entre este grupo se encuentran La Paz de Fátima y El Soberano Poder. El hermano mayor de la primera de estas corporaciones, Víctor Delgado, reconoce que “es duro” verse obligado “a pedir una semana de vacaciones” para “trabajar” de modo altruista en la caseta de su cofradía. Sin embargo, ello se compensa cuando se piensa que del resultado económico de la Feria depende “terminar el tallado del paso de misterio” del Señor de la Paz.
En estos últimos años, la crisis económica ha mermado de manera sustancial los ingresos de los caseteros. Las casetas de las hermandades no son una excepción. Sin embargo, juegan con una baza a su favor. “La gran ventaja que tenemos nosotros es que disponemos de un gran capital humano que no nos cuesta dinero y un público que ya está hecho. Además, el hecho de que trabajemos con productos más económicos que los restauradores profesionales permite que las consumiciones estén más al alcance de todo el mundo”, explica.
Raúl Nieto, que es el tesorero de la Hermandad del Soberano Poder, también parte de la base de que “la gente viene a este tipo de casetas porque sabe que los precios son económicos”. “Además, cocinamos para nuestra gente, para nuestras propias familias, y eso siempre genera una confianza que en otros sitios igual no existe”, añade.
En los últimos años, las inspecciones de trabajo se han cebado en este tipo de casetas a pesar de que la legislación está de lado de este tipo de colectivos. “Las personas que están trabajando en la caseta lo que hacen es colaborar con una asociación a la que pertenecen y eso está legalmente amparado. Por eso no entendemos que vengan tantos inspectores”, subraya.
En este tipo de casos, las inspecciones solicitan el DNI a las personas que estén trabajando, cotejando con el propio censo de la cofradía que efectivamente son miembros de esa asociación. “Hacemos un llamamiento a los hermanos para que sepan que no van a tener ningún problema por venir a trabajar a la caseta, porque es un trabajo altruista para el que no se requiere estar dado de alta”, explica Raúl Nieto.
La aportación de la caseta de Feria al presupuesto anual de la hermandad depende indudablemente de muchos factores. En el caso de la Hermandad del Soberano Poder, el beneficio económico de la caseta supone “alrededor del 50 por ciento” de los ingresos anuales. Para la Hermandad de la Paz, por el contrario, la Feria representa algo menos, “entre el 25 y el 30 por ciento” del presupuesto anual, en función de cómo marche la semana.
Jerez
Ante una semana clave para la economía de las hermandades
La economía de las hermandades depende en gran parte de lo que ocurra estos días en el González Hontoria. Las casetas pueden representar entre el 25 y el 50% de los ingresos anuales de una cofradía
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