El presidente ruso Vladimir Putin ha anunciado en conversación con los astronautas en la Estación Espacial Internacional que su país lanzará los primeros vuelos tripulados desde su territorio en el año 2018. Se levanta una nueva plataforma de lanzamiento que se utilizará para explorar la Luna y el espacio profundo.
Hablando desde el cosmódromo en construcción de Vostochny, en la región de Amur, en el Lejano Oriente ruso, Putin dijo que espera que la instalación también será utilizada por los Estados Unidos y Europa.
Rusia quiere este nuevo sitio de lanzamiento cerca de la frontera con China, donde se espera explotar una nueva generación de cohetes portadores de cargas útiles más pesadas, para rivalizar con su sitio actual, en Kazajstán, cuyo arrendamiento ha estado en disputa desde la ruptura de 1991 de la Unión Soviética.
Dado que la NASA retiró sus transbordadores el año pasado, los cohetes rusos que despegan desde Baikonur son la única forma de enviar astronautas hasta el laboratorio orbital. Mientras que la NASA paga una cuota por cada viaje, el mantenimiento y el alquiler del cosmódromo Baikonur es a expensas de Rusia.
"Tengo grandes esperanzas de que (el nuevo cosmódromo) va a ser utilizado no sólo por nuestros especialistas, sino por nuestros colegas de los Estados Unidos, Europa y otros países", dijo Putin, al inspeccionar una maqueta de la instalación completa en Vostochny, a unos 250 kilómetros de la ciudad de Blagoveshchensk.
"El espacio es una esfera de actividad que nos permite olvidarnos de todas las difíciles relaciones internacionales ... no pensar en los problemas sino en el futuro", dijo Putin, que explicó que el la base de Vostochny se abrirá para los lanzamientos no tripulados en 2015 y vuelos tripulados en 2018.
"Está claro que en el siglo 21 Rusia debe conservar su estatus como potencia espacial de primer orden", dijo Putin.
Incluso después de que la nueva base esté construida, Putin dijo que Rusia continuará explotando Baikonur, alquilado a Kazakstan por un alquiler de unos 100 millones de euros anuales, según un acuerdo que expira en 2050. Admitió, sin embargo, que la instalación en suelo kazajo fue "físicamente envejecido."