Varios rescoldos arrastrados por el viento avivaron un incendio prácticamente extinto en la zona de la localidad de Healsville, a unos 60 kilómetros al nordeste de Melbourne, y la corriente también reanimó otros fuegos que los bomberos consideraban bajo control.
La jornada de ayer fue un trabajo a contrarreloj para impedir que las llamas volviesen a poner a Victoria contra la pared, como ocurrió el pasado fin de semana.
Unos veinte camiones de agua, cien bomberos y un helicóptero acometieron el frente conocido como Maroondah-Yarra, que el sábado pasado arrasó el pueblo de Marysville, y lograron someter las llamas, aunque advirtieron de la posibilidad de volver a perder el control sobre este y otros fuegos que arden en el área.
Marysville está considerada zona cero y las autoridades creen que hasta 100 de los 516 habitantes del lugar han muerto, aunque hasta la fecha solo se han encontrado 15 cadáveres.
Otros grupos de bomberos trabajaron en líneas de contención en 21 frentes de incendio activos.
Preocupa particularmente al gobierno regional que la catástrofe medioambiental pueda afectar a las cuencas que abastecen de agua a Melbourne, la capital del estado.
Los 4.000 bomberos y voluntarios que participan en las operaciones de extinción, con la ayuda logística del Ejército, disponen de poco tiempo para hacerse con la situación. Los meteorólogos pronostican aumento de las temperaturas durante el fin de semana.