Los vecinos de Vejer de la Frontera celebran este sábado el sorteo de las Hazas de Suerte, una tradición que perdura desde el siglo XIII, cuando fue implantada para animar a la gente a poblar sus tierras, y que ahora aspira a ser declarado por la UNESCO Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
"Es nuestra particular Lotería de Navidad", ha explicado a EFE José Ortiz, alcalde de Vejer de la Frontera, un pueblo que se prepara para celebrar mañana, como cada cuatro años, este peculiar sorteo en el que 2.065 familias concurren para obtener las rentas de una de las 232 hazas (terrenos) que están en juego.
El sorteo tiene una larga tradición, que se conserva intacto aunque ha introducido algunas novedades en su reglamento para evitar discriminaciones y permitir que ahora puedan acceder las mujeres y las parejas de hecho.
Todo comenzó en el siglo XIII cuando el rey Sancho IV ocupó la Villa de Vejer y comprobó que no era fácil que la gente se animara a poblar este territorio debido a sus peligros y decidió poner en práctica algún incentivo.
Comenzó así una tradición que ha llegado al siglo XXI después de sortear diversas amenazas, y que han dado lugar al surgimiento de héroes locales como Juan Relinque, que se enfrentó al Duque de Medina Sidonia y a sus pretensiones de gestionar estos terrenos comunes como si fueran propios.
El sorteo de Las Hazas de la Suerte también logró esquivar la Desamortización de 1835 gracias al que entonces era su alcalde, José de Luna, que como los vecinos del pueblo a lo largo de los siglos han evitado caer en la tentación de buscar mayor rentabilidad a unas tierras en favor de conservar una tradición que, según el alcalde, es sentida como una "auténtica reliquia" de la historia y la identidad de la localidad, hoy en día un pueblo que, por la belleza de sus calles blancas, es uno de los enclaves más turísticos de Cádiz.
El sorteo de Las Hazas de la Suerte se realiza el 22 de diciembre cada cuatro años, coincidiendo con los bisiestos, y para llevarlo cabo se utilizan dos bombos, uno con las bolas que representan con un número a las familias que entran en juego (y a las que se van restando las que han sido las afortunadas en anteriores convocatorias) y otro con el correspondiente a cada una de las 232 hazas.
Como cada terreno tiene dimensiones y fertilidad los vecinos suelen comentar si les ha tocado una buena o una mala.
En juego hay un total de 908.000, la estimación total de su productividad, con lo que el valor medio de las 232 hazas de la suerte es de unos 4.000 euros, que los agraciados reciben teniendo la posibilidad de que sean otros los que puedan explotar la tierra por ellos.
Convencido de que es un caso único en España, el alcalde del pueblo ha decidido emprender los trámites con la Junta de Andalucía y la dirección del Patrimonio Histórico Nacional para remitir a la UNESCO su candidatura para que esta tradición sea declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
Un proceso que puede tardar años como ha ocurrido, recuerda, con los Patios de Córdoba, que han recibido finalmente la distinción recientemente, y al que se enfrentan sabiendo que cumplen sobradamente los dos requisitos fundamentales, que la tradición se haya conservado durante los años y que esté arraigada entre los vecinos.
De momento el Teatro Municipal ya está preparado para que esta tarde los vecinos asistan al "embolado" de los bombos, que mañana, al igual que la Lotería de Navidad, repartirán suerte.