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Arrecia el vendaval Padilla y cogida de ‘El Cordobés’

'El Cordobés' indulta a un toro y sufre una cogida que obliga a su traslado al hospital de Marbella. Padilla corta dos orejas y rabo a cada uno de los toros a los que se enfrentó en la corrida de la Velada de La Línea.

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  • Juan José Padilla -

Velada y Fiestas de julio en La Línea de la Concepción. Corrida de toros. Seis toros de La Palmosilla, desiguales en representación, nobles y manejables, destacando el cuarto, al que se indultó, y quinto.
Manuel Díaz El Cordobés, dos orejas y dos oreja y rabo simbólicas. Juan José Padilla, dos orejas y rabo en cada uno. Cayetano, silencio y dos orejas. Padilla y Cayetano a hombros, y El Cordobés, cogido tras indultar a un toro.
Incidencias: casi media plaza en tarde calurosa. Se guardó un minuto de silencio antes de romper el paseíllo en memoria del que fuera banderillero y luego cronista taurino local Andrés Ruano.

Tras dos años sin celebrarse corrida de toros en el coso linense, ayer se vivió una auténtica tarde de toros, donde hubo triunfo y cornada. Es la cara y la cruz de la fiesta. El triunfo y la cornada. Por una parte, hubo también hasta indulto a un bravo toro, que saltó en cuatro lugar y que fue extraordinario por nobleza y bravura.

Cuando El Cordobés había culminado una obra extraordinaria y estaba tan borracho de haber toreado tan despacito y templado, en un momento en el que se quiso todavía adornar agarrándose al toro, este se revolvió con rapidez y, aunque era noble, cogió presa, infiriéndole una cornada que le produjo una herida inciso contusa de veinte centímetros en el antelateral de la pierna derecha, contusionando rodilla y rompiendo la aponeurosis.
Le fueron aplicados 50 puntos de sutura. El pronóstico es reservado y fue trasladado en su coche particular al hospital de Marbella para un estudio radiológico. Según la opinión de los facultativos, y

tratándose de una lesión de huesos, puede llevar consigo diez días de inactividad.
La faena de la tarde fue, precisamente la que Manuel Díaz El Cordobés realizó al toro, de nombre Capitán, negro, marcado con el 103, que había derribado en varas. ¿Quién dijo que El Cordobés no sabe torear? Pues está equivocado. Lo hizo con la izquierda en tandas muy lentas y templadas. El toro, con mucha fijeza, embestía los vuelos sin tocarlos. No fue una faena, fueron dos y hasta tres, y el animal aguantó hasta que se pidió el indulto y ocurrió la cornada. Enhorabuena al ganadero y lamentar, quizás por exceso de confianza, la lesión del torero.

En su primero, cornicorto, terciado, de pelo sardo, metió bien la cabeza en el capote en los lances de recibo. Enceló el único puyazo que tomó. La faena de muleta de El Cordobés, decorosa sobre ambos pitones, sobresaliendo tandas de derechazos con más enjundia. Calentó al personal con sus personales saltos de la rana, que llevaron al delirio. Manuel mantiene su carisma y su público que está con él. Mató de estocada y paseó las dos primeras orejas de la tarde.

La credencial de Juan José Padilla está clara. Entrega, valor y ganas de triunfo. Y así fue durante toda su actuación a su primero, que lo recibió con una larga cambiada de rodillas, intercalando con verónicas y un quite por chicuelinas. El animal tomó un puyazo empujando y Padilla tomó las banderillas, colocando tres pares reunidos, el último al violín.

Junto al estribo, comenzó su faena de muleta ejecutando hasta diez muletazos por alto de rodillas hasta la línea de picadores. Abrió el toro y la faena transcurrió entre derechazos en redondo y otros tantos por el otro pitón, algunos ayudados con el estoque.

Desplegó todo su repertorio de cara a la galería, hasta que el toro se fue apagando, provocando la embestida en un palmo de terreno. Los desplantes, arrojando la muleta, fue el prólogo de una estocada algo tendida que bastó. Paseó el rabo que el público pidió.

Padilla volvió a estar en su segundo con el mismo arrojo y pundonor que lo hizo en el otro. Volvió a dar espectáculo en banderillas al clavar al cuarteo y al violín. En este toro, realizó un vistoso quite por faroles tras tomar el animal dos puyazos. Le cogió pronto el sitio con la muleta y, aunque el animal se vino abajo en el tramo final, aprovechó para sacarle muy buenas tandas por ambos lados. Padilla no se deja ganar la pelea y sigue arrollando. El ciclón de Jerez pega fuerte.

Al primero, Cayetano lo recibió genuflexo, recordando la estampa de su abuelo, Antonio Ordóñez. Al toro le faltó fuerza, rodando varias veces por la arena en banderillas, tras tomar un puyazo que le perjudicó más aún.

Tomó la muleta el hijo de Paquirri y dio muletazos limpios y templados sin calar en los tendidos. El animal fue a menos y el torero insistió sobre la mano izquierda en tandas mirando al tendido. Mató de tres pinchazos y estocada. El público guardó un silencioso respeto.

Cayetano, en el sexto, que brindó a su tío el maestro José Rivera Riverita, estuvo voluntarioso en series de buen trazo. Ya con la noche encima y el sabor agridulce del triunfo de Padilla y la cornada de El Cordobés, se sobrepuso este Cayetano que quiso y logró, tras un pinchazo y estocada, cortar las dos orejas. Acompañó a Padilla en la vuelta al ruedo.

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