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La "plusmarquista" de La Unión, Rocío Márquez, saca disco

La jotilla de Aroche que abre el disco es su infancia, con guiños a los fandangos de Cortegana y Aracena

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  • Rocío Márquez -

El flamenco es "una carrera de fondo, no de velocidad", por eso la "plusmarquista" Rocío Márquez, única ganadora, junto con Miguel Poveda, del máximo galardón y cuatro primeros premios del Cante de las Minas de La Unión, se ha demorado casi cuatro años en sacar su primer disco, "Claridad".

"Se ha hecho como yo quería. Me lo habían propuesto varias veces pero, o era demasiado comercial o con discográficas pequeñas que no aseguraban la distribución, y hasta que no ha llegado Universal no lo he visto claro", explica en una entrevista con Efe la onubense, que esta noche presentará el resultado en Madrid.

La producción, de José Luis Garrido, le encanta, dice, porque ha habido una "empatía total" con sus gustos y sensibilidad, y el guitarrista, Alfredo Lagos, que también se ocupa de los arreglos, ha aportado la "serenidad y felicidad" que trasluce el trabajo.


Cree en las carreras "hechas poquito a poco", en las que es más importante mantenerse que "dar el pelotazo", y con en esa dinámica morosa y de búsqueda de una personalidad que, dice, con 26 años aún no está "definida totalmente", se ha deleitado los dos últimos años, los que le ha llevado hacer "Claridad".

El título responde a su deseo de hacer algo que aporte "luminosidad" y "aire" y, a la vez, "aprovechar" que su timbre encaja "muy bien" en ese adjetivo, porque tiene resplandor cristalino y dominio magistral de los melismas sin el desgarro oscuro de otros cantaores.

La portada es puro "art nouveau" y "rollo Romero de Torres". "Cada vez me siento más despegada de la estética del traje de flamenca, no porque no me guste sino porque para mí ha tenido su momento y ya estoy en otra cosa", detalla.

Aparece en la portada lánguida, nada de "mujer fatal", sino más bien "recogida p'adentro", tan melancólica como es ella, que a veces tiene que hacer un esfuerzo por "no dejarse ir" en su añoranza romántica.

"¡Rocío, aquí!", cuenta que le decía su madre de niña para "traerla a tierra" desde su mundo: "estar presente es un trabajo para mí", confiesa.

El repertorio de "Claridad" es "coherente" y "biográfico", en el sentido de que cada uno de los temas cuenta una historia y es parte de ella.

En siete de ellos firma las letras, compuestas la mayoría en el lugar donde más se inspira, la ducha, e "inmortalizadas" en el vaho de la mampara.

"Muchas veces me he tenido que meter corriendo otra vez en la ducha y darle al agua caliente para poder recuperar una letra", se ríe.

La jotilla de Aroche que abre el disco es su infancia, con guiños a los fandangos de Cortegana y Aracena; los tangos "Las manillas del reloj" reflejan su obsesión por vivir y aprovechar cada momento; la bulería "Claridad" es un homenaje a Perla y a Vallejo, tan importantes en su carrera y "Liberación" es una seguiriya, un cante que "nadie espera" de ella también tributo a sus admirados clásicos.

"A mí no meterme", de tango a tanguillo pasando por guajira, es la demostración de su dominio de los tempi, y luego viene la habanera "Te diré", porque durante mucho tiempo no se pudo sacar de la cabeza esa melodía de "pena por lo que ya no será".

Los abandolaos "Antiguamente eran dulces", dedicados a Málaga, donde ha descubierto "otra forma de vivir la vida"; la taranta "Aliviando", con la que ganó en 2008 la Lámpara Minera, único en el que se acompaña a la guitarra por Guillermo Guillén y la nana "Rocío", dedica a su sobrina de 8 meses completan el disco.

Sus colaboradores "de lujo" son la pianista Rosa Torres Pardo, intérprete de la nana, y Jorge Pardo, que pone "la luz de sus metales" en los abandolaos y en "A mí no meterme".

Y en medio, Márquez se ha "sacado" Magisterio, "en el doble de años que le lleva a todo el mundo", y ha descubierto que "lo suyo", en cualquier caso, no es dar clase a inquietos adolescentes, aunque lo aprendido le sirva "de mucho" como herramienta para enseñar en los cursos de flamenco que da en España y fuera.

La cantaora, que empezó cantando fandangos en una peña sin haber hecho ni la Comunión, está haciendo el doctorado y, "claro", su tema es el flamenco: un análisis del fandango de Encinasola y el de Álora que quiere ampliar luego comparando el de Huelva y el de Málaga. "Está bien aprender cada día algo nuevo, ¿no?", se ríe feliz

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