Los Comités de Coordinación Local (CCL), que citan a médicos y activistas sobre el terreno, informaron en un comunicado de que los continuos bombardeos han derruido varias viviendas en cuyo interior se encontraban sus residentes.
El hostigamiento con proyectiles de mortero es constante en los barrios de Bab Amro, Al Jalidiya y Al Bayada de Homs, siendo el primero el más castigado en esta jornada.
Uno de los activistas de los CCL que se encuentra en Bab Amro, identificado como Salim al Homsi, dijo a Efe que al menos cuarenta personas murieron en ese barrio.
Ese saldo es provisional, según Al Homsi, debido a la cantidad de cuerpos que todavía están atrapados bajo los escombros de las casas destruidas.
"La situación es trágica. Los bombardeos afectan de manera indiscriminada a las viviendas de civiles", lamentó el miembro de los CCL.
El opositor explicó que los heridos son atendidos en las mismas casas o en las mezquitas, después de que los hospitales de campaña fueran bombardeados, en una ofensiva que comenzó el pasado viernes y ha dejado centenares de muertos.
Asimismo, denunció la escasez de medicamentos y material sanitario e hizo un llamamiento a las organizaciones internacionales para que ayuden a los heridos
A parte de la ciudad de Homs, otras localidades de la provincia se vieron afectadas por los ataques de las fuerzas del régimen, entre ellas Al Rastan y Al Quseir, donde el bombardeo fue constante durante esta jornada.
Los CCL denunciaron, además, que doce personas fallecieron hoy en otros puntos de Siria, como la población de Maarat al Nuaman, en la provincia norteña de Idleb, y las de Zabadani y Madaya, en los alrededores de Damasco. Entre el total de víctimas mortales figuran diez menores de edad.
Estas informaciones no han podido ser verificadas de forma independiente por las restricciones impuestas por el régimen sirio a los periodistas para trabajar.
Desde que comenzó la revuelta contra Al Asad en marzo pasado, más de 5.000 personas han perdido la vida por la represión gubernamental, según datos de la ONU, aunque los opositores señalan que las víctimas mortales superan las 7.000.