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Al PVRE no le gusta que lo cataloguen de partido de ilegales

?No defendemos ni protegemos ninguna ilegalidad?. Asegura que ?una gran parte de la ciudad carece de licencia de primera ocupación?

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El Partido Vecinal Regionalista (PVRE), que se ha convertido en llave de la gobernabilidad del Ayuntamiento de Chiclana con sus dos concejales electos, ha salido al paso de la constante catalogación de la formación política como partido que integra a los propietarios de viviendas ilegales. En un comunicado que firma la candidata a la Alcaldía, María Soledad Ayala, indica que “pretender que un partido, legalmente constituido, con personas sin antecedentes delictivos, tan honorables como el que más, y tan preparados como cualquier otro, y sin duda limpios de corrupción o malas artes (como las que han empleado contra el PVRE, uniéndose casi todos los partidos para hacer que este desapareciera), eso sí es surrealismo, máxime cuando esos partidos están, o han estado, en los juzgados o investigándose, sin entrar en detalles de cuántos han pasado por la cárcel precisamente por delitos urbanísticos”.
A juicio del PVRE, “flaco favor están haciendo a Chiclana proclamando por todos los medios que la inmensa mayoría somos ilegales; sí, decimos la inmensa mayoría, puesto que una gran parte de la ciudad carece de licencia de primera ocupación”.
El partido vecinal quiere dejar claro que “no defiende ni protege ninguna ilegalidad, menos, cuando muchos fueron engañados y estafados, cuando las autoridades hacían caso omiso de las leyes españolas y comunitarias, cuando miraban para otro lado mientras algunos se enriquecían a costa de españoles y europeos, cuando en urbanismo y servicios somos tercermundistas”.

En el comunicado, el PVRE insiste en que “defendemos la legalidad, que todos dispongan de los servicios mínimos elementales, que una vivienda sea realmente de su propietario, que pueda comprar o vender, que pueda pagar sus servicios disponiendo de ellos al igual que su urbanización. Pero ¡ojo!, no el robo que se pretende a través de unas ordenanzas repletas de ilegalidades y en verdad a precios surrealistas, no satisfacer un afán recaudador de unos y de otros”.

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