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Tambucho y Emparrillao

A pesar de los pesares, aún sigue con sus mareas

En mi pueblo (junto al mar), hay un río. Algunos historiadores dicen que en él se libró la gran batalla donde las tropas de Tarif...

Publicado: 29/09/2024 ·
10:17
· Actualizado: 29/09/2024 · 10:17
  • Imagen del río. Barbate. -
Autor

Manuel Varo Pérez “Ica”

Autor que cantara a su pueblo por carnavales y escribiera parte de su historia en Barbate Información, Trafalgar Información y Viva Barbate

Tambucho y Emparrillao

Narrador empedernido de un paraíso llamado Barbate, donde la naturaleza se distingue por su belleza

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Desde tiempos remotos, los hombres construían sus asentamientos junto a los ríos. El principal objetivo era tener cerca el líquido elemento imprescindible para la vida. Conforme tomaban conciencia de su entorno, comprendían que el río aportaba peces y mariscos como alimento; construyeron norias para el regadío; molinos para moler cereales… Poco a poco, los ríos se convirtieron en fuentes de economía para sus habitantes. Los utilizaron como vía de navegación, transporte y comunicación; industrias de transformación, presas, lavado de minerales, carpintería de ribera, y, por último —y esto es lo peor—, como portadores de basura y residuos, a pesar de ser los encargados de hacer que la vida reverdeciera a lo largo de su recorrido.

En mi pueblo (junto al mar), hay un río. Algunos historiadores dicen que en él se libró la gran batalla donde las tropas de Tarif derrotaron al Rey Don Rodrigo (Laguna de la Janda). De ser así, por nuestro río entró la dominación árabe, que permaneció ocho siglos y que tanto influyó en nuestra cultura. Se cuenta que en tiempos pasados era vía fluvial hasta la Barca de Vejer, y que a veces lo remontaban piratas berberiscos que, navegando desde la otra orilla (África), asaltaban, robaban y saqueaban a los habitantes de las aldeas del interior. Abundaban casi todas las especies de nuestro litoral, porque sus marismas y ‘jarbinas’ eran un inmenso estuario que daba cobijo a todas sus criaturas. En su margen izquierda (El Laolla) aún se distinguen los cuadros rectangulares de los esteros, donde el sol transformaba el agua en plata para la salazón de la ‘Chanca’.

De sus recursos dependían muchas familias. Según los más viejos, en él faenaban ‘Jofre’, ‘Farruco’, ‘El Tano’, ‘Caraneo’, ‘Jorrno’, ‘Cachín’, ‘El Pilín’, ‘Barrera’, ‘Juan el Oso’, ‘Chato Pico’, ‘Morcilla’, ‘Taroque’, ‘Gavara’, Los Sánchez, Burgos, ‘José Pepe’, ‘La Negrilla’, ‘Ajijo’, ‘Escalona’, ‘Marrajito’, ‘El Canano’, ‘Jorobao’, Ardalla, El Abuelito, Los Salineros, José ‘Andando’, Pepe Barrio, El Maestrito, los Gorditos… De niño recuerdo a: ‘Carito’, Ambrosio Barriento, Gaspar y Antonio ‘Farruco’, Juan Barrera, ‘Tomás el Tano’, ‘Juan’ y ‘Manuel Mi Vida’, Paco Pico, ‘Garbao’, ‘Gurripi’, ‘Minuto’, ‘Juan Barrera’, El Nono, Limones, El Coquino, Zanga, Anhijo, Pitroque, El Zongo, Pichula, ‘El Taufo’, Los Meléndez, Morilla, ‘El Monte’, ‘El Ttererete’, Antonio Osuna, y algunos almadraberos, que allí mariscaban y echaban artes parecidos a la ‘Jábega’. Dejando un cabo en la orilla, bogaban tirando las redes para atracar algo más lejos en la misma orilla, donde dejaban el otro cabo, y tirando de ambos cabos contra la marea, hacían que los ‘pescados’ entraran por los calones hasta la albéntola, copo o saco, para cerrar finalmente casi en la orilla. A ese tipo de pesca le llamaban ‘el chinchorro’.

Mi amigo ‘Ico’ y yo fuimos muchas veces en el bote de su padre, Antonio Dávila Malia, y su hermano Manuel, cuando echaban las poteras en el río para pescar chocos. Entonces, con la creciente, el río era un espejo. También conocíamos, por lo que escuchábamos de los mayores, cada curva, cada ‘jondura’, cada caño o canaleta, que para la gente del río tenían sus nombres. Pero eso queda para el próximo Viva.

Posdata: Comprenderéis que se haya olvidado algunos de los personajes que faenaban en el río. Si me lo comunicáis, os prometo que saldrán  en el próximo Viva Barbate.

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