Así, esta entidad defiende que “muchos ciudadanos están cuestionando las actuaciones de sus representantes políticos del Ayuntamiento valorándolos en la mayoría de los casos de forma muy negativa”.
En esta línea Fapacsa apunta que “se les acusa de gobernar a espaldas de los ciudadanos y sin tener en cuenta las necesidades e intereses generales. En democracia, gobernante y ciudadano son las dos caras de una misma realidad, el poder del pueblo. El poder se ejerce por unos a instancias de otros y bajo el control y responsabilidad de todos”.
Así, la federación afirma que “nadie se puede arrogar ser dueño y señor de las decisiones que afectan a los ciudadanos. Nadie está en posesión de la verdad absoluta. Por ello, discrepar en ocasiones con nuestros gobernantes puede enriquecer la búsqueda de la verdad y del bien común”.
Para Fapacsa, “el gobernante, representante de los ciudadanos por elección, debe responder ante sus representados en todo momento de los éxitos o fracasos de su actuación. Pero también cada ciudadano, en cuanto titular de parte de ese poder, es responsable de las acciones y errores de sus representantes y, por tanto, tiene la obligación de opinar y comprometerse en el ejercicio democrático no sólo eligiendo a los mejores sino también exigiendo responsabilidades en todo el proceso de la administración del poder delegado”.
Por último, la entidad asegura que “el ejercicio de la autoridad política en las instituciones representativas debe realizarse siempre dentro de los límites del orden moral para procurar el bien común. Es entonces cuando los ciudadanos están obligados en conciencia a aceptar y obedecer las leyes, normas y disposiciones. De ahí se deduce la responsabilidad, la dignidad y la importancia de los gobernantes”.
