Así se desprende de una simulación por ordenador de los efectos de un tsunami en la parte más occidental del Mediterráneo realizada por el grupo EDANYA de la Universidad de Málaga (UMA), especializado en aplicar las matemáticas al análisis de problemas medioambientales junto a geólogos marinos del Instituto Español de Oceanografía.
Jorge Macías, uno de los investigadores, explicó a Efe que existen dos tipos de mecanismos que pueden originar un tsunami: un seísmo de intensidad importante -como ocurrió recientemente en Japón- o un deslizamiento, a veces consecuencia de un terremoto, de sedimentos o materiales sólidos submarinos.
Este segundo proceso es el que se daría con mayor probabilidad en el Mar de Alborán, una zona con “cierta
sismicidad” cuyos terremotos suelen tener una intensidad baja o moderada, pero en la que se han identificado puntos donde estos seísmos pueden causar deslizamientos de sedimentos que generaron un tsunami.
El principal de estos enclaves es el Cañón Abanico de Alborani, al sur de la isla de Alborán, sobre el que este equipo ha centrado esta simulación científica.