Si las lluvias han sido toda una ‘penitencia’ para las hermandades chiclaneras, los humedales de la localidad las han recibido como ‘agua de mayo'.
Lluvias, copiosas y continuadas, que, después de meses y meses sometidas a un extraordinario estrés hídrico, han recuperado una vida casi olvidada, con el renacer de su flora (eneas, carrizo, castañuela y tarajes) y el retorno a ellas de sus grandes habitantes, las aves (flamencos, patos, malvasías, cercetas pardillas etc.).
Hablamos de zonas tan ricas y de gran atractivo ornitológico como el Complejo endorréico de Chiclana, localizado en uno de esos típicos paisajes de campiña y del que son protagonistas las lagunas de Jeli y Montellano (Zona de Especial Protección para las Aves); Rana Verde o laguna de La Paja.
“Estas lluvias han servido para normalizar la situación de los humedales”, señala Roberto Palmero, delegado municipal de Medio Ambiente. “Como es sabido, hemos tenido una especie de primavera temprana, con el florecimiento de árboles y plantas, y un gran estrés hídrico. Así que estas lluvias, que además se han prolongado más allá de una semana, han servido para recuperar la belleza de unos entornos que han sido de los más castigados por la sequía”.
“Por tanto”, destaca, “podíamos decir que han vuelto a la vida, con el regreso de toda esa fauna y flora que le dan tan extraordinario valor a nuestros humedales”. “Se trata”, apunta en relación a los humedales, en los que hay que incluir las marismas y los esteros, “de espacios que, además de ser parte importante del paisaje del parque natural de la ciudad, son parajes protegidos, con una extraordinaria importancia en el marco de la Bahía de Cádiz para ese extraordinario, rico y diverso volumen de aves (residentes y migratorias) que los habitan”.
Amante de la naturaleza y gran conocedor de los espacios naturales de la localidad, Roberto Palmero invita a los chiclaneros a disfrutar de los humedales. “Yo recomiendo muchísimo visitar la Laguna de Jeli, que está en la Puerta verde de Chiclana. Se puede acceder por dos lugares, aunque yo recomiendo entrar desde la Cañada de Pago del Humo”. “Es una ruta”, destaca, “preciosa, perfectamente adaptada para realizar tan andando como en bicicleta y con unos miradores a la laguna fantásticos”.