Bajo el título de ‘Juan, Enrique y yo. Mis Costus’, Ricardo Carrero Galofré presenta su libro este miércoles, a las 19.00 horas, en el Museo de Chiclana. Se trata de una visión personal y sentimental de los
pintores que hicieron célebre el seudónimo de ‘Costus’: Enrique Naya y Juan Carrero, hermano del autor de esta obra editada por El Boletín.
En sus páginas se pasa revista a sus numerosas vivencias con Costus, la pareja sentimental y artística que formaron parte de la movida madrileña y, antes de su temprana muerte, configuraron un imaginario estético de aquella época, retratando a artistas y personajes de la vida social de los años 80.
Licenciado en historia y bibliotecario de profesión, Ricardo Carrero (Madrid, 1953), desarrolla en sus páginas una memoria íntima de aquellos días. Más que una aproximación crítica y canónica a su legado, se trata, según sus propias palabras, de “un conjunto de recuerdos de lo que viví con ellos y con otros amigos suyos, como Alaska o el diseñador Manuel Piña, alguien a quien yo adoraba”.
En el libro, Ricardo Carrero relata anécdotas sabrosas, desde el día en que, durante el rodaje de ‘Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón’, en la que aparece un cuadro de Costus, él se tuvo que hacer pasar por peluquero para arreglarle el pelo a Pedro Almodóvar, a una fiesta durante el Carnaval portuense en la que apareció de improviso Tino Casal.
Personalidades como Fanny McNamara a la propia Alaska o Manuel Piña pasean por este texto, en un viaje que va desde la vivienda que las Costus tuvieron en la calle de La Palma en Madrid -que Francisco Umbral definió como “la casa-convento de las estrellas descarriadas”-, a la de Ricardo en El Puerto de Santa María.
Según Carrero, el carácter de Juan y de Enrique era contrapuesto pero complementario: “En el proyecto de Costus, Enrique ponía la inteligencia, la brillantez, la parte teórica, y Juan era la comunicación, las relaciones públicas... En la serie del Valle de los Caídos esos fondos de Juan, casi barrocos, aportaban la expresión y el color; Enrique ponía el detalle, la anatomía, el dibujo, la línea...”, afirma.
Tampoco elude esta obra las consecuencias del diagnóstico de Sida a Enrique, en una época en la que el VIH era estigmatizado por la sociedad española.
El acceso a la presentación del libro, con abundante material audiovisual y organizada por la Fundación Fernando Quiñones y la Delegación de Cultura, es libre hasta completar aforo.