Llegó la hora de la retirada, el 4 de diciembre suelto las falcata que un día tomé para intentar ayudar a ganar una batalla contra el despropósito. La batalla se logró vencer y el trayecto ha sido en muchas ocasiones ilusionante, aunque bien es cierto que la realidad se impone a la fantasía de crear mejoras y, como bien dice el dicho, “Roma no se construyó en seis días”. El trabajo sigue siendo arduo y complicado, más incluso que en esos inicios del 2011, cuando tomé partido ideológico por el mensaje del padre de la patria andaluza, porque cuando se alcanza el nivel medio, dar el salto a un nivel superior requiere una labor extraordinaria. Primero porque lo excelso es complejo, segundo porque aparecen esos intereses personales que no paran de tirar de la chaqueta del despegue para no quedarse rezagados, y tercero porque un salto hacia la prosperidad dejaría en mal lugar a quienes teniendo todos los recursos a su alcance no supieron hacerlo y se encargarán de torpedear ese despegue. Aunque lo más preocupante es que quien hayan hecho el trabajo inicial, crean que todo está cumplido o se confíe en tener el respaldo incondicional, de sus piezas siempre.
Han sido años de alegría, pero también de tristeza. Mis columnas son comentadas y atacadas para hablar de temas a los que no me refiero, sólo por placer de sentirse importantes usando textos de progres de los años 80 en pleno siglo XXI. Algunos que creía mis amigos, me retiraron la palabra sin motivo, me bloquearon en sus redes sociales o me eliminaron de sus contactos, sólo por no seguir el paso que decidieron en emprender. Quien me conoce sabe, que, aunque la situación sea incómoda, nadie me va a prohibir nunca con quien tomarme un café, y, si no me demuestran lo contrario, mis enemigos o los que me hicieron daño alguna vez gratuitamente, hasta el día de hoy siguen siendo los mismos del 2011. Los otros son bocazas ávidos del foco de atención, pero que nunca podrán señalarme como alguien que hizo algo en contra de ellos.
Dejo mi responsabilidad política por varios motivos, los internos, lo he dicho donde hay que decirlos, en la Asamblea del partido donde he militado y seguiré haciéndolo. Los externos, la gente de mi entorno y aquellos que no han querido dar la espalda a mi amistad en ningún momento también lo saben y, por supuesto, el desgaste que todos lo que en este mundo entran sufren día tras día.
Barbate debe pelear por merecer lo mejor, y para eso no hay que tener miedo. La división y mirarse al ombligo ha sido un lastre para todas las sociedades del mundo, mirar al horizonte para tener una perspectiva mejor, de la mano de quien tengamos que ir, será el triunfo de la sociedad, la política y la economía de nuestro pueblo. Apartemos los prejuicios, denunciemos las irregularidades, y avancemos con la cabeza alta, la misma con la que entré en este proyecto y con la que me voy del mismo, sin caretas y sin perjudicar a nadie, al menos conscientemente. Gracias a todos los que habéis estado al mi lado en algún momento y sigamos trabajando para mejorar, sin rencores y con la mayor lealtad al pueblo de Barbate.