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Al compás de Huelva

La accesibilidad en el transporte público

El Consorcio Metropolitano debe posicionarse en este tema tan delicado y necesario para garantizar una mínima autonomía a las personas con movilidad reducida

Publicado: 26/09/2023 ·
17:52
· Actualizado: 26/09/2023 · 17:52
  • Estación de autobuses de Huelva. -
Autor

J. S. Canales

Periodista onubense con más de medio siglo de carrera profesional y una gran dedicación a su tierra, autor de varios libros y reconocido con el Premio de Periodismo Ciudad de Huelva en 2008

Al compás de Huelva

Plasma la historia reciente de Huelva y toma el pulso de la actualidad onubense, además de ser un altavoz de las necesidades de la capital y la provincia

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A veces, para pulsar con realismo y amplitud de miras los múltiples y mínimamente visualizados problemas de personas con movilidad reducida para acceder y/o y usar los transportes públicos -vamos a centrarnos en la carretera, incluida la A-49, nunca peor que ahora dicho sea de paso-, nada mejor que haber vivido la experiencia al usar por vez primera y durante varias semanas el servicio metropolitano de autobuses de la Empresa Damas-Interbús, como así reza. La verdad es que de entrada el simple hecho de tener que notificar el día, hora y lugar de salida y retorno me parece algo que responde a los tiempos modernos y a que las tecnologías de la comunicación lo permiten. Las cosas así y en medio de un clima de cordialidad y amabilidad  -algo fundamental en un servicio de estas características- la experiencia del primer viaje La Antilla-Huelva me resultó un tanto frustrante debido a la necesidad de tener que utilizar un vehículo scooter de dimensiones reducidas ya que el que habitualmente utilizo para mis desplazamientos por la ciudad -ya que dispongo de otro de pequeñas dimensiones para precisamente acceder al ascensor de mi vivienda- rebasa en apenas 10 centímetros las dimensiones de la plataforma de que dispone el autobús de  la Empresa Damas-Interbús.

La empresa dispuso entonces un dispositivo para que mi viaje se desarrollase en tiempo y forma, pero, eso sí, con el hándicap de que para solventar la situación dispuso de una furgoneta de, creo, 7 viajeros y la correspondiente plataforma, un tanto incómoda para acceder a la parte posterior del vehículo. Las cosas así se inició el viaje con la incomodidad de tener que soportar la poca altura del techo, algo que independientemente de que me resultase  un tanto frustrante e incómodo, me hizo corto el viaje en medio de la disposición amable y abierta al diálogo del conductor, algo que reconforta y hace incluso más llevadero el inconveniente. Sí, y así durante varias semanas más, pero mi sorpresa es mayúscula cuando llega septiembre y aparece en escena el autobús de marras, que hace fácil y cómodo el acceso y bajada. Pero llega el fatídico día  19  de septiembre, y martes, y mi gozo en un poco cuando ese día aparece en escena la furgoneta de marras. Pero ánimo, que son 45 minutos de La Antilla a Huelva y así en medio de la incomodidad ya referida y soportada por aquello de la altura del techo, cuando el autobús llega a Corrales y, para evitar las retenciones por la travesía decide  utilizar el Puente Sifón.

A la finalización del trayecto, el vehículo se encuentra con un desnivel y curva y el que esto escribe es poco más que un muñeco desplazado a un lado del vehículo, caído en el suelo y a expensas de los pocos recursos del buen conductor, víctima como de un sistema de anclaje que no funcionó y me deparó varias lesiones en pierna y lado izquierdo del cuerpo. El informe médico expedido por el Hospital de Lepe -al día siguiente del accidente ante el aumento de las molestias- concreta detalles y a mí, ahora mismo, situado en la realidad vivida creo que este mini-relato debe suscitar el debate para mejorar al máximo un servicio de incalculable valor, pero que -repito e insisto- precisa urgentemente de unas medidas que mejoren el anclaje de la scooter y, apretando clavijas, resolver la forma de cómo adaptar los vehículos a las plataformas de los autobuses o que estos elementos-plataformas  contemplen la variedad de medidas con las que suelen llegar al mercado estos sofisticados y utilitarios vehículos, que, además deben estar homologados y sobre todo a propósito del elevado IVA que soportan.

El Consorcio Metropolitano de Transporte debe posicionarse en este tema tan delicado y necesario para garantizar una mínima autonomía a las personas con movilidad reducida. A la señora alcaldesa  -¿cómo va este asunto en los autobuses urbanos?- traslado ese asunto ahora que tiene entre manos con el mejor acierto y visión de esta lamentable realidad para disponer en Huelva de un Plan de Accesibilidad Universal. Sí, universal, y donde, tanto en el Consorcio como en el Ayuntamiento y dentro de la comisión creada al respecto, deben tener voz y voto y, lo que más debe importar, la dilatada de estas personas aferradas a un vehículo que encuentra obstáculo donde van, como,  por ejemplo, Palacio de Justicia, Ayuntamiento - ¡ah¡ y Cocemfe, visualizándose más- , y, ahí está el quid de la cuestión, centros de salud -ojo con el proyectado para El Molino- y que los ascensores no pasen de ser de las mismas características de los, por ejemplo, el edificio donde vivo y donde, para acceder a mi casa, debo utilizar una silla de rueda pequeña.

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