El consejero delegado de la compañía, Steve Jobs, protagonizó la rueda de prensa celebrada ese día en la sede de Apple en Cupertino, en el norte de California, y aunque reconoció los defectos de cobertura del iPhone 4, insistió en que éstos son comunes en todos los teléfonos inteligentes del mercado. “No somos perfectos, los teléfonos no son perfectos”, admitió Jobs, que no obstante realizó una defensa a ultranza del nuevo iPhone después de las críticas aparecidas en los medios recientemente por el ya conocido como Antennagate.
“Tiene el mayor porcentaje de satisfacción del consumidor de todos los iPhone y teléfonos inteligentes que están ahí fuera”, a juicio del directivo de la empresa.
Según los datos de Apple, solo un 0,55% de los compradores del iPhone 4 se quejaron de problemas con la antena del teléfono al servicio de atención al cliente de la compañía.
Jobs no ocultó que habían detectado una mayor incidencia de llamadas fallidas en el iPhone 4 que en su antecesor, aunque ese incremento fue inferior a una llamada más por cada 100.