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Marea 'Roja' en el Estrecho

El gol de Iniesta hizo estallar de júbilo a los siete municipios que celebraron hasta altas horas de la madrugada la fiesta del fútbol

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  • La fiesta de la 'Roja' -
Cada plaza, cada bar, cada salón de cada domicilio del Campo de Gibraltar explotó ayer de júbilo y alegría cuando el pequeñito Andrés Iniesta marcó el gol de la victoria y convirtió a España por fin en el gran campeón del mundo.

En Algeciras, la fiesta fue total tanto en la Plaza de Andalucía, a rebosar totalmente con la pantalla panorámica instalada, como en cada rincón de la ciudad, en cada cafetería, bar, pub o domicilio particular. Con el pitido final y la estampa de Casillas levantando la Copa del Mundo la fiesta se trasladó a la calle y miles de aficionados hicieron tocar toda la noche sus cláxones, bocinas y miles de cánticos.

En San Roque, la fiesta tuvo su epicentro en la Plaza de las Constituciones, donde el Ayuntamiento instaló una pantalla panorámica y preparó todos los ingredientes para celebrar la fiesta. Y de igual forma en La Línea, Los Barrios, Tarifa, Jimena, Castellar o Tesorillo, no hubo ningún rincón de la comarca que no tuviera su especial escenario en el que ondear las banderas de España y clamar a los cuatro vientos la consecución de un hito tantas veces soñado.

La eclosión de la alegría tuvo también sus diferentes escenarios en distintos puntos de la comarca. En Algeciras, la Fuente del Milenio, tantas veces protagonistas de éxitos de las más diversas lides del fútbol, se convirtió en una comunión de alegría y éxtasis de algecireños ondeando el rojo y el gualda como único estandarte de sus sueños deportivos.

Grupos de jóvenes, de hombres, de mujeres, de familias, niños y mayores. Todos querían sumarse a la locura, después de minutos y minutos de sufrimiento que se palparon hasta en el último rincón de la comarca, y que en puntos como la plaza de Andalucía, contaron con una especial sinergia de emociones.

El Campo de Gibraltar, como toda España, sufrió, se comió las uñas, gritó y resopló, hasta que, en la prórroga, en el último aliento, Iniesta nos llevó a una gloria impensada, que algún día podremos contar a nuestros nietos. La de ser campeones del mundo.

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